El anuncio del Ministerio de Energía de que entre las 16:00 y 17:30 de tres días puedan darse desconexiones eléctricas en Ecuador, en medio de las críticas por lo que algunos consideran apagones, trae el recuerdo de la crisis energética que vivió el país hace treinta años cuando los ecuatorianos tuvieron que adelantar una hora al reloj. Pasó en el gobierno de Sixto Durán-Ballén y por eso se conoce como la hora de Sixto o sixtina.

La emergencia se dio por la falta de lluvias en las zonas donde están ubicadas las principales presas hidroeléctricas: el caudal de la represa Paute registraba un nivel de casi la mitad del promedio de metros cúbicos por segundo. Y sin electricidad para atender a los hogares se emitió un decreto ejecutivo para adelantar la hora oficial desde el 28 de noviembre de 1992. La medida duró hasta el 5 de febrero de 1993 y muchos la recuerdan, pero los jóvenes no.

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El adelanto de sesenta minutos en el reloj buscaba disminuir el consumo de energía aprovechando la luz solar. Fue la primera y la última vez que algo así ocurrió en Ecuador.

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La hora de Sixto hizo que los estudiantes se despertaran cuando aún no salía el sol y acudieran a clases al amanecer. Los trabajadores también empezaban su jornada laboral antes.

Alexander Franco tiene 43 años y recuerda que en esa época estaba en el colegio y cursaba el segundo año (que ahora es noveno de educación básica). “Fue complicado, normalmente se entraba un poco antes de las 07:00 a los colegios, pero los que vivían lejos debían salir de casa antes de las 06:00 y con la hora de Sixto eso se convirtió hasta antes de las 05:00″, cuenta Franco. Agrega que también fue un problema porque hubo que poner en el nuevo horario los relojes y no todos respetaban ese cambio de hora.

Esto se evidenciaba en que a veces las personas no se ponían de acuerdo cuando tenían reuniones de trabajo o estudio. “A qué hora nos vemos, a la hora se Sixto o a la normal, preguntaban cuando quedabas con alguien para hacer un trabajo o un deber, y en ese tiempo no había la tecnología de ahora que con un mensaje de WhatsApp cuadras enseguida”, comenta.

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La medida causó hasta confusión en la celebración del Año Nuevo. Unas familias quemaron su monigote a la medianoche oficial de entonces (que en realidad eran las once de la noche), pero otros lo hicieron a “la hora de Dios”, como decían las abuelitas: las 24:00 del reloj de 1992, pero que en realidad ya era la una de la mañana del 1 de enero de 1993.

“La sequía más grande sufrida en los últimos 30 años la hemos enfrentado sin racionamiento de energía que hubiese costado por lo menos 400 millones de dólares, gracias al ejemplar sacrificio e incomodidad de muchos –en especial de los niños– y gracias también a que tomamos medidas urgentes para rehabilitar el parque termoeléctrico”, dijo en enero de 1993 el entonces presidente, según lo publicó él mismo en su libro A mi manera y como lo recoge Infobae en una publicación de abril pasado.

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Sixto Durán-Ballén ganó la Presidencia de la República por la alianza entre el Partido Unidad Republicana y el Partido Conservador. Obtuvo 2′150.212 votos de los 5′710.363 que entonces se registraron. Su mandato duró entre el 10 de agosto de 1992 y el 10 de agosto de 1996. Murió el 15 de noviembre del 2016 a los 95 años de edad. (I)