El sector bananero enfrenta un nuevo desafío que puede afectar la producción y los niveles de exportación de la fruta, que para el primer semestre de este año presenta el 0,99 % menos en envíos a todos sus mercados con 188,17 millones de cajas. Se trata de la bacteria Ralstonia solanacearum raza 2, más conocida como moko, que pese a ser una plaga que ya existe en Ecuador, y en el pasado ha sido detectada en varias provincias y ha sido controlada, en las últimas semanas se han hallado preocupantes brotes en varios cantones de la provincia de Los Ríos.

Según la Agencia de Regulación y Control Fito y Zoosanitario (Agrocalidad), la plaga ha sido identificada antes en las provincias de Bolívar, Cotopaxi, El Oro, Esmeraldas, Guayas, Loja, Los Ríos, Manabí, Napo, Orellana, Pastaza, Pichincha, Santo Domingo de los Tsáchilas, Sucumbíos y Zamora Chinchipe, afectando a diferentes tipos de musáceas, como plátano, banano y orito en sitios de producción y traspatios. Sin embargo, ahora se ha detectado con más fuerza en cantones de Los Ríos, como Baba, Buena Fe, Quevedo, Quinsaloma, Urdaneta, Valencia y Ventanas, con un total de 2.491 hectáreas con presencia de la plaga.

¿Qué es el moko y cómo afecta a las musáceas? La Agencia explica que la bacteria Ralstonia solanacearum raza 2 ocasiona el marchitamiento de la planta, maduración desuniforme del racimo floral y la muerte de la planta. Desde el 2016 la Agrocalidad cuenta con normativa específica para el manejo y control de brotes de Ralstonia, la cual incluye la metodología de diagnóstico para la identificación de la plaga.

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Estos son los síntomas del moko en las plantaciones de musáceas:

  • Generalmente, el amarillamiento de la hoja más joven, que se inicia por los bordes hacia la nervadura central.
  • Las hojas amarillentas se doblan y se quedan secas en la planta, formando la cola de mono.
  • Madurez prematura y desuniforme del racimo frutal.
  • Pudrición y deformación de racimos, así como la pudrición de la pulpa de la fruta.

En tanto, la bacteria que provoca el moko requiere de sus hospedantes para una reproducción; se moviliza por las siguientes vías:

  • Suelo contaminado adherido a calzado, herramientas, patas de animales, vehículos y maquinaria.
  • Material de propagación contaminado (hijuelos, cormos, plantines, etc.).
  • Herramientas que no han sido desinfectadas.
  • Agua contaminada que se moviliza por canales de riego, ríos, reservorios, entre otros.
  • Insectos que se alimentan de los racimos florales de una planta enferma a una planta sana.

Agrocalidad explica que la fuerte época invernal que sufrió el país en los primeros meses de año incidió para que la presencia de brotes haya sido más notoria. “Al existir una alta dispersión en los lugares de producción de la provincia de Los Ríos, posiblemente ocasionada por las inundaciones de la época invernal, movimiento de cuadrillas de trabajadores sin cumplir con medidas de bioseguridad, resiembras con material de propagación que no proviene de centros autorizados por la Agencia, incumplimiento del plan de acción para el manejo de los brotes y la baja implementación de medidas de bioseguridad en los lugares de producción”.

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Sin embargo, la enfermedad no es ajena tampoco para países de la región que ya la tienen en sus cultivos. Según Agrocalidad, en América hay reportes de presencia de la plaga en Belice, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, El Salvador, Granada, Guadalupe, Guatemala, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Trinidad y Tobago, Estados Unidos de América, Venezuela, Guayana Francesa, Paraguay, Perú, San Vicente y Granadina y Surinam.

En los países que cuentan con una producción comercial de musáceas como es el caso de Colombia, Costa Rica y México, la presencia de la plaga ha generado planes de acción para su manejo y control en los cuales se ha involucrado de manera directa a los productores, quienes deben implementar las medidas fitosanitarias para su manejo y control.

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¿El moko tiene cura, cuál es la diferencia con el Fusarium raza 4?

Agrocalidad indica que existen experiencias en otros países que han demostrado que se puede convivir con la plaga y que con buenas condiciones de manejo y recuperación del suelo existe la posibilidad de hacer resiembras en zonas antes afectadas por la plaga, lo que con el Fusarium raza 4 no es posible, pues el hongo se mantiene en el suelo por más de 30 años.

En tanto, el plan de acción para el manejo y control de los brotes de esta plaga tiene como ejes la zonificación para el aislamiento del área afectada y la eliminación de los hospedantes principales y secundarios para disminuir el inóculo de la plaga en el suelo.

“La diferencia entre la marchitez denominada moko causada por la bacteria Ralstonia solanacearum raza 2 y la marchitez causada por el hongo Fusarium raza 4, se origina en la biología, debido a que las bacterias requieren de sus hospedantes para la sobrevivencia. En el caso del hongo (Fusarium raza 4), este forma estructuras denominadas conidios y clamidosporas que permiten su sobrevivencia en el suelo ante la ausencia de los hospedantes”, explica la Agencia.

Respecto a que las exportaciones de banano y otras musáceas están en riesgo por la bacteria, Agrocalidad indica que la diversificación en las exportaciones de los productos agrícolas depende de varios factores de carácter comercial, logístico o incluso por las variaciones ambientales, las que determinan el nivel de exportación de un producto.

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Por tanto, aclara que no se puede atribuir únicamente a la presencia de moko en los cultivos que la fruta no pueda ser exportada. “Por otro lado, existen ejemplos exitosos a nivel de la región de la convivencia con la plaga, siempre y cuando se implementen rigurosas medidas de bioseguridad. Es así que es posible el manejo de los brotes de la plaga a través de la implementación de las medidas fitosanitarias establecidas en el plan de acción de manejo y control de brotes de Ralstonia solanacearum raza 2″, determinó la Agencia. (I)