Una de las consecuencias de la reelección de Daniel Noboa fue que el índice de riesgo país de Ecuador se desplomó casi 600 puntos al día siguiente de las votaciones. Y aunque el indicador aún se encuentra en un nivel alto, ya que se ubica en 1.282 puntos, la disminución que tuvo desde las 1.844 unidades registradas antes de los comicios es una noticia positiva para el país, porque refleja una mejora en las expectativas sobre la economía ecuatoriana.
Si bien hablar del riesgo país podría parecer un tema sumamente técnico y lejano para la población en general, lo cierto es que afecta directamente a los ciudadanos, para bien o para mal, dependiendo del nivel en el que se sitúe. Los efectos serán sobre el acceso a créditos, los ingresos y consumo de los hogares, empleo e inversión.
Esto no se sentirá de manera inmediata, sino en el mediano y largo plazo, explicó Melissa Loor, docente de la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE).
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El riesgo país es elaborado por el banco de inversión J. P. Morgan y mide la capacidad de un país de honrar sus obligaciones. Mientras más alto sea el puntaje existe más riesgo de que el país no pueda pagar sus compromisos.
En concepto simple, dijo Loor, el riesgo país se expresa generalmente en un punto básico y se basa principalmente en esa diferencia entre el rendimiento de los bonos que emite el Estado versus los bonos del Tesoro de Estados Unidos, considerados a nivel mundial como los más seguros. Un riesgo país elevado puede significar para los inversionistas que su inversión corre alto riesgo.
¿Qué pasa si el riesgo país es alto?
Se encarece el acceso a financiamiento para el Estado y las empresas, es decir que los intereses de los préstamos serán más elevados y las condiciones se ajustarán.
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“Para las acciones y crediticias de las empresas y los ciudadanos a nivel general, las instituciones financieras enfrentan mayores costos de financiamiento que pueden restringir el acceso al crédito y aumentar así las tasas de interés para empresas y consumidores finales. Esto afecta de forma directa a la inversión industrial y al consumo de los hogares, dado que al solicitar un préstamo el interés va a ser mayor, quizás al del mes anterior”, resumió la docente universitaria.
Un alto riesgo país ahuyenta las inversiones extranjeras para el desarrollo de negocios, lo que puede llevar a una desaceleración de la economía del país. Esto se traducirá en menos plazas de empleo y, por lo tanto, menos ingresos para los hogares.
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¿Cuál es la buena noticia cuando el riesgo país baja?
Si un riesgo país alto espanta la inversión, lo contrario atrae a capitales, reduce las tasas de interés del financiamiento externo. Aquello permite al Estado liberar más recursos para invertir en programas sociales y proyectos de infraestructura, señaló la experta.
“Atrae la inversión extranjera porque al percibir que existen menos riesgos en el país, los inversores dicen, bueno, es hora o es momento de invertir en tal o cual sector en este país. La empresa privada gana. Pero también gana el empleado a través de sus ingresos, lo que se traslada al hogar porque va a tener una fuente de ingresos seguro. Es lo que necesitamos, estabilidad laboral”, describió Melissa Loor.
Puntualizó que los efectos no se ven al día siguiente que el riesgo país mejora. Para que las consecuencias positivas lleguen el riesgo país debe mantener una tendencia a la baja en el tiempo.
“Si nosotros mantenemos la tendencia a la baja, tenemos la seguridad de inversiones extranjeras, de reducción en las tasas de interés a nivel y crédito para inversión y para consumo, y también mejorar lo que es el empleo y los ingresos de los hogares”, concluyó. (I)
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