Las enfermedades catastróficas son aquellas que representan un alto riesgo de muerte, un elevado impacto económico y social y un tratamiento prolongado en el tiempo. En el IESS figura en primer lugar la enfermedad renal crónica, una dolencia en la que el riñón deja de filtrar los residuos de la sangre.

“El problema es aquel paciente que ya viene con una enfermedad base y al final va a terminar en diálisis. La primera causa es la diabetes. En un centro de diálisis donde hay 20 pacientes, 18 tienen diabetes; mire la tremenda prevalencia que hay de diabetes”, explicó el nefrólogo del hospital Luis Vernaza Byron Zúñiga, quien agregó otras causas desencadenantes de la enfermedad renal: la hipertensión arterial, las infecciones frecuentes en el riñón y el abuso de analgésicos.

IESS bajo la lupa

Zúñiga mencionó fármacos que contienen diclofenaco y que no deben tomarse sin receta médica.

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Vi una paciente de 52 años, deportista, que llegó a mi consulta con la creatinina elevada. No tenía diabetes ni hipertensión. Investigué fármacos y me dijo que tomaba Dolo-Neurobión, dos cápsulas por día. La gente confunde la Neurobión, que es una vitamina que puede tomar hasta una embarazada, pero la industria la mezcla con diclofenaco, que a largo plazo daña el riñón

Byron Zúñiga, nefrólogo del hospital Luis Vernaza.

En el 2022, el IESS destinó $78 millones –de un total de $197 millones pagados por atenciones de males catastróficos– a clínicas privadas o centros de diálisis para cubrir esta patología. El 64 % se asignó a tratamientos para hombres y el 36 % para mujeres.

Después de la insuficiencia renal crónica, en un listado de cien males catastróficos, siguen unos 85 que corresponden a tumores malignos o cáncer.

“Lo que más ha aumentado es el cáncer de mama, colon y tiroides. Hay dos factores que inciden: una mayor capacidad de detección, (pues) más gente se hace ecografías, y porque ahora el promedio de edad de la población ha aumentado y los cánceres son enfermedades que se ven en los extremos de la vida, en niños y mayores de 45 años”, explica el cirujano oncólogo Enrique Ortiz, del equipo de la Clínica Guayaquil.

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Los tumores en los niños se producen –agregó– debido a trastornos genéticos, mientras que en los mayores se producen por problemas inmunológicos. “Todo cáncer es el crecimiento desordenado de células, que lo tenemos todos los días, pero el sistema inmunológico detecta la célula dañada y la elimina; cuando ese mecanismo falla por cualquier circunstancia, esa célula dañada se perpetúa y hace que se produzca un cáncer”, indicó el especialista. (I)

Urge registro de dolencias catastróficas

La falta de un registro de pacientes con enfermedades catastróficas incide en la frecuente desatención que sufre este grupo vulnerable en Ecuador.

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“Es una debilidad como país. Hemos pedido que se levante este registro, pero recién se va a levantar el registro de enfermedades raras, que es una lucha de la Alianza Nacional por la Salud”, dice Gustavo Dávila, presidente de esta organización de la sociedad civil.

En octubre del año pasado, el ministro de Salud, José Ruales, anunció el inicio del registro de pacientes que viven con enfermedades raras. El propósito de elaborar esta base de datos es “generar información sobre la incidencia, prevalencia, mortalidad y distribución geográfica de las personas con estas patologías”.

QUITO. Personas agremiadas a la Alianza Nacional por la Salud pidieron al presidente Guillermo Lasso que se entregue los medicamentos para los pacientes con enfermedades catastróficas, en enero pasado, en frente al edificio Zarzuela del IESS. Foto: Carlos Granja Medranda

Sin embargo, nada se ha informado sobre el registro de males catastróficos, en su mayoría tumores malignos. “No hay porque comprende varias enfermedades. Solca tiene cifras, pero de sus hospitales; no hay una cifra que tenga el Ministerio de Salud. Por eso, todos se manejan con las cifras de Globocan, internacionales, pero que hablan más del cáncer que del resto de enfermedades catastróficas”, comentó Dávila. Por esta deficiencia, agregó, no se abastecen de medicamentos los hospitales.

“No tienen las estadísticas. Cuando no podemos visibilizar la magnitud, el volumen, la cantidad de pacientes, hay un problema grave, porque solo se ve a los que alzan la voz; pero ¿qué pasa con los que están en los hospitales, en sus casas, en la Amazonía y que no son escuchados? Es un problema grave no tener esas cifras”, advirtió el representante de la Alianza Nacional por la Salud (ANS), quien recomendó separar las enfermedades catastróficas de las que son raras, que son de baja prevalencia. (I)

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