Juan Calero no encuentra la razón por la cual su organismo resultó positivo para contaminación por plomo en su sangre. Los niveles de este metal pesado le fueron detectados durante un tamizaje y análisis sanguíneo realizado por el Ministerio de Salud entre febrero y marzo pasados.

Los resultados revelaron esta semana que, de una población de 311 personas de Guayas, Pichincha, Manabí y Santa Elena, el 10% presentó niveles de riesgo. De las muestras, 16 de los 94 niños seleccionados tuvo valores mayores a los 5 microgramos permitidos en el organismo, mientras que de los 217 adultos elegidos para el tamizaje en 15 de ellos se detectó niveles anormales. En total, 31 analizados registró contaminación por este metal pesado.

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“No tengo idea por qué me salió eso, me preocupa, imagínese. Las pruebas me hicieron a principios de año, me sacaron sangre, no solo a mí sino a otros compañeros de trabajo”, contó Juan, guayaquileño de 52 años, cuyos exámenes médicos determinaron que la sangre de su organismo tenía 23,75 microgramos de plomo por decilitro, es decir, más de cuatro veces el valor normal determinado por el MSP y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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Con estos resultados, Juan fue citado a un dispensario del MSP en abril pasado para una consulta médica, pero desde entonces no ha recibido ningún seguimiento. “No me están haciendo nada, fui al centro de salud de la calle Portete, me mandaron una paracetamol, y de ahí, nada que ver. Yo le dije a la señorita: ‘no me va a mandar algo’, pero me dijo ‘solamente tómese esta pastilla de paracetamol’, me preocupa esto, sí me entiende”, afirmó Juan, quien vive en el suroeste de la ciudad y trabaja en el Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública (Inspi).

Ahí lleva unos diez años, pero hace 25 Juan se desempeñaba como fumigador y abatizador del Servicio Nacional de Erradicación de la Malaria (SNEM), entidad encargada de la eliminación de criaderos de mosquitos que infectan con dengue, una entidad que desapareció en 2015 y que actualmente forma parte de la coordinación zonal del MSP. Su madre cree que en el SNEM pudo haberse contaminado de plomo.

La madre de Juan Calero supone que su hijo pudo haberse contaminado de plomo cuando se dedicaba a labores de fumigación de viviendas.

“De pronto fueron los químicos de la fumigación, o si no de la abatización. Él entró a abatizar, después fue a rociar, ahí no le hacían exámenes”, cuenta la madre de Juan, Gladys Salazar. Ella agrega que su hijo no padece enfermedades crónicas como hipertensión o diabetes, pero cree que le afectó el corazón. “De un momento a otro era como que se ahogaba. Él nunca ha tenido eso del plomo, él toma vitaminas que él mismo se compra”, dice Gladys.

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Mientras, su hijo Juan cree que debe someterse a nuevos exámenes de control: “Yo estoy normalmente, pero no sé cómo esté mi sistema por dentro, porque no me han vuelto a tomar exámenes, ni me han revisado por dentro para ver cómo sigo con el plomo, cómo ha avanzado, nada, ni tratamiento”.

La contaminación con metales pesados como el plomo ha disparado las alertas luego de que en octubre del 2023 decenas de niños se intoxicaran en Estados Unidos tras comer una papilla de manzana y canela en polvo que contenía plomo, y que había sido elaborada en Ecuador.

El plomo es un metal que está presente en el ambiente y puede encontrarse en las pinturas, tuberías, soldaduras, tierra o polvo, de tal manera que puede entrar en contacto con el agua que consumen los seres humanos. Incluso, investigaciones científicas de universidades ecuatorianas han revelado hallazgos de plomo y otros metales en alimentos como tomates, zanahorias, lechugas o banano.

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En niveles superiores a 5 microgramos por decilitro de sangre, el plomo puede provocar enfermedades renales y afectar el sistema endócrino y sanguíneo. Los partos prematuros, abortos espontáneos o la muerte de recién nacidos son frecuentes cuando el organismo de la madre tiene altos niveles de plomo.

En los niños, los valores anormales de plomo pueden ocasionar problemas neurológicos, bajo cociente intelectual, hiperactividad, problemas de aprendizaje, incluso sordera.

Valeria Auqui teme por su hijo pequeño de 8 años. Ella también resultó ‘positiva’ en el tamizaje que hizo el MSP para determinar la contaminación por plomo. “Cuando me salió positivo fue una sorpresa, a pesar de que no tengo ningún síntoma, pero sí me preocupó, porque no es normal y porque pensé que iban a hacer el seguimiento, por mi bebé”, contó Valeria, cuyos niveles de plomo se ubicaron en 5 microgramos por decilitro de sangre, el valor tope de este metal.

“Soy 5. Así me dijo el médico que me atendió, que no era para alarmarme, pero tampoco para despreocuparme. Yo sí leí algunos síntomas, como dolor de cabeza, pérdida de memoria, cansancio. Tengo problemas de cansancio, de arritmia cardiaca, eso me dejó el covid, pero también leí que daña los pulmones, los riñones. Tenía la esperanza que vengan a hacer las pruebas al resto de mis hijos y esperaba que salgan negativos, pero no, no vinieron”, comentó Valeria, a quien le tomaron la muestra en marzo y el 15 de abril fue al dispensario de salud Febres Cordero para la consulta con el médico.

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Valeria, de 47 años, también trabaja en el Inspi, antes llamado Instituto de Higiene, la misma entidad donde labora Juan Calero, también contaminado con plomo. Ella tampoco ha logrado identificar la fuente de la contaminación con este metal pesado.

Las personas que obtuvieron resultados positivos para contaminación por plomo pidieron que el Ministerio de Salud les haga control y seguimiento.

“No me explicaron por qué sucedió esto, me preguntaron si yo trabajaba con químicos, porque podrían haber ocasionado, le dije que no, que yo trabajo en un laboratorio y hago pruebas de sensibilidad de tuberculosis. En mi área no se prepara, no se hace nada de fórmulas, la prueba llega a otro lugar, a nosotros llega ya el cultivo, por mis manos pasa el cultivo solo para hacer la recepción, yo soy auxiliar de laboratorio, son los técnicos los que hacen el procedimiento”, explicó Valeria, quien cree que la explicación de su resultado podría estar en los talleres de pintura y ebanistería que hay la cuadra de su barrio, en el suroeste de Guayaquil.

Valeria pide al MSP que realice un seguimiento a todos los pacientes que resultaron ‘positivos’ en el tamizaje. “Obvio que estoy preocupada, yo pensé que iban a venir a hacer un cerco epidemiológico, en lo poco que me puse a investigar vi que deben hacer pruebas al resto de la familia para ver si está contaminada, pero no, aquí no vinieron a tomarles muestras a mis hijos ni a mi esposo ni a mi suegra que es una persona mayor”, cuestiona Valeria, a quien el médico solo le recetó “15 tabletas de hierro y vitamina C”. “Y eso porque yo le dije al doctor que había estado leyendo y que había que tomar muchos jugos verdes. Me dijeron que iban a venir a hacer una visita, pero no volvieron”. (I)