Hasta que se reacomoden las rutas, la migración irregular desde Ecuador hacia Estados Unidos se frenará momentáneamente, pero la reactivación del visado hacia México no será una limitante para los viajeros que buscan nuevas oportunidades laborales en el extranjero.

Es en lo que coinciden los expertos al ser consultados sobre si los viajes “familiares” bajarán su demanda, pues el riesgo de mudarse sin garantías a través de Centroamérica es mayor ahora.

Ecuador es un país de “cultura migrante” y la anulación de una visa para ingresar a México no detendrá la salida de personas, sostiene el sociólogo experto en temas de migración Germán Cárdenas. Para él, la anulación temporal de este requisito sumada a la crisis económica por la pandemia dispararon la salida masiva de hombres y mujeres.

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Los coyotes les hicieron creer que el traslado era “menos riesgoso” de lo habitual, pues antes de esta decisión diplomática la gente pasaba por varios países en bus, camión o barco, refiere.

Es más, tanto se “facilitó” el viaje que los migrantes llevaron a sus hijos, muchos menores de edad, para que llegaran en avión hasta el país azteca y de ahí directo a cruzar el muro.

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Ese éxodo se reflejó en Azuay y Cañar en las largas filas generadas en los exteriores del Registro Civil, donde por meses enteros los usuarios pugnaron por este documento de viaje.

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Uno de los últimos casos que terminó en tragedia fue el de Jazmín Lema, joven de 21 años nacida en el cantón Biblián, provincia del Cañar, que pereció en la frontera entre México y Estados Unidos.

Ella inició su viaje el 21 de agosto desde Quito con su hija de 2 años y 11 meses de edad, pero el “sueño americano” no se le cumplió.

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Jessica, su hermana, contó que uno de los detonantes para esta decisión fue el no haber obtenido un cupo para acceder a una universidad pública. Además, tras la muerte de su padre quedó a cargo del negocio familiar y “aunque intentó por todos los medios, muchos le dieron la espalda”, por lo que quebró al poco tiempo.

Ella se enteró por coincidencia del viaje irregular de su hermana y aunque le advirtió de los peligros, su decisión ya estaba tomada, no tenía vuelta atrás. La promesa del coyote era que al llegar a México iba a ir directo a la frontera para entregarse a las autoridades, pero lo que realmente ocurrió fue que cruzó a pie el desierto en condiciones extremas hasta que se desmayó y murió.

Mientras que la hija que va a cumplir 3 años el próximo 14 de septiembre está sola, el único dato que conocen es que alguien la rescató.

La noticia de su muerte la conocieron la semana pasada y por eso ahora claman a las autoridades que les ayuden a repatriar el cadáver y para que la menor retorne a casa, para de esa manera paliar un poco su pena, puesto que Jazmín se quedó con las ganas de reunirse con sus papás, también migrantes, y de darle un mejor futuro a su pequeña.

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Otro factor que a decir de Cárdenas seguirá siendo decisivo es la “efectividad” del coyote, pues si bien cada semana hay vuelos contratados por el Gobierno con deportados, desde su perspectiva son más los que llegan que los que son devueltos.

Por su experticia en el tema afirma que, de cada diez viajeros, ocho son los que arriban a Estados Unidos.

Justamente esa “confianza” fue la que llevó a Boris, un joven de 23 años nacido en la parroquia Ludo, en Sígsig, provincia del Azuay, a contratar al coyote que llevó a su hermano hace seis años.

Desde Estados Unidos confesó que por tener esa fama de “buen pasador” volvieron a contactarlo a pesar de que estaban conscientes de los peligros. Ahora él está en Nueva York, trabajando en la construcción.

Y aunque los casos de Jazmín o de Boris ocurrieron antes del 4 de septiembre, Germán Cárdenas estima que ahora habrá una demanda mayor por las rutas antes conocidas por Centroamérica o la de las Bahamas, esta última es por mar en donde los coyotes les ofrecen que esta ruta es menos riesgosa porque no tendrán que cruzar el desierto o cruzar el conocido Río Bravo.

Sin embargo, no les dicen que ahí también hay casos de desaparecidos, como el de las dos familias oriundas de Azogues que desde marzo pasado no asoman.

Otro aspecto que, según William Murillo, director de la corporación 1800 Migrante, bajará considerablemente es el viaje con menores de edad que se volvió habitual mientras estuvo vigente el ingreso sin visa a México. Tiene confianza de que al analizar el peligro real que esto representa, no arriesgarán a los más indefensos.

En tanto, Cárdenas concluye que el negocio de los coyotes seguirá tan vigente como siempre, cobrando entre $ 12.000 y $ 15.000 por cada traslado, sin contar que muchas veces son extorsionados en el camino lo que incrementa las deudas hasta $ 30.000.

Esto sin dejar de plantear que, para frenar un poco este éxodo, el Gobierno debe plantear políticas de emprendimiento, generación de empleo y apoyo a retornados. (I)