A Guillermina Espinoza y Camila Brito, madre e hija, les encanta cocinar con una habilidad y pasión que comparten con el resto de su familia. Pero ninguna de ellas se imaginaba que su amor por la cocina las iba a llevar a ser las ganadoras de una competencia en la academia de artes culinarias más prestigiosa de Francia, Le Cordon Bleu, en París.

La idea fue de Camila, a quien su interés por estudiar Gastronomía profesionalmente la llevó a seguir a esta escuela culinaria en redes sociales. Así fue como se enteró de una convocatoria que hacía esta institución a chefs amateurs de todo el mundo para ser parte del concurso “Colores y Sabores del Mundo”: enviar un video preparando un plato salado y otro dulce para representar a un país.

Sin pensarlo dos veces, la joven de 25 años llamó a su mamá, Guillermina, y le propuso participar con ella en este reto: “El equipo era de dos, entonces yo dije: ‘¿A quién le puedo decir?’ y primerito, mi mamá, porque es la persona en la que más puedes confiar”.

Publicidad

Camila y Guillermina, en Le Cordon Bleu. Foto: Cortesía

Juntas idearon un plato que representa no solo a Ecuador, sino específicamente a la gastronomía de la región Sierra y a su propia ciudad natal, Riobamba.

“El primer plato que presentamos para el video era un puré de yuca con unos medallones de cerdo envueltos en tocino con salsa de uvillas y unos crocantes, le pusimos chips de camote dorado”, cuenta Guillermina en una entrevista con EL UNIVERSO. “El plato de dulce eran unos oritos que nos hacían las abuelas en un sartén con azúcar, leche, canela, un poco de licor, un poco de mantequilla, le presentamos bonito y esa fue nuestra entrada al concurso”.

Los 10 mejores dúos en las cocinas parisinas

Las semanas que siguieron fueron de ansiosa espera, hasta que recibieron el correo en el cual Le Cordon Bleu certificaba que eran una de las parejas escogidas para avanzar a la fase final del concurso, que se celebraría en sus cocinas en París.

Publicidad

Enseguida, madre e hija hicieron sus maletas y volaron a la capital francesa, donde conocieron a las otras parejas que habían sido seleccionadas. La única otra dupla de América del Sur era de Brasil, mientras que el resto de participantes eran de Estados Unidos, Francia, Indonesia, Líbano, entre otros países.

El día del concurso, todos los participantes tuvieron dos horas para cocinar un plato dulce y un plato salado para impresionar al jurado.

Publicidad

“Fue una experiencia hermosísima”, describe Camila.

“Las dos horas que nos dieron para cocinar fueron fantásticas, la Cami y yo compartimos el aprendizaje de la una y de la otra”, recuerda a su vez Guillermina.

En esas dos horas, ambas prepararon una crema de espinaca con hierbaluisa, cilantro, pollo frito, champiñones salteados con una salsa de pollo y cocolón hecho con una red de arroz y piel de pollo crujiente.

El plato dulce consistió de buñuelos hechos de harina de maíz morada y blanca, que ambas habían llevado a Francia desde Ecuador. Además, hicieron un ganache de chocolate, ya que era un ingrediente obligatorio en su receta.

Publicidad

El primer lugar para las ecuatorianas

Cuando acabó la competencia, llegó el momento de anunciar quiénes eran los ganadores. Los ocho chefs que componían el jurado de Le Cordon Bleu anunciaban una a una las parejas que habían logrado clasificar, y el momento de mayor alegría llegó cuando Camila y Guillermina fueron nombradas como la pareja ganadora del primer lugar.

El gran premio fue para el equipo de Indonesia. El segundo lugar para la pareja de Líbano y el tercer lugar para el grupo de Uzbekistán.

“Me dio mucha emoción”, comenta Guillermina. “Cami se reía y yo lloraba de tantas emociones que uno a veces guarda”.

Así, ambas se hicieron acreedoras de dos pasajes desde Quito a Hong Kong, donde podrán alojarse por tres noches en un hotel de cinco estrellas y participar de una experiencia culinaria única.

Camila y Guillermina recibiendo el primer premio en Le Cordon Bleu. Foto: Cortesía

Lo que les depara el futuro

Camila tiene grandes sueños para seguir dedicándose a la cocina. Aunque se graduó como abogada, su meta es estudiar Gastronomía profesional, trabajar en grandes restaurantes y algún día abrir uno propio.

Su madre, Guillermina, de 61 años, abraza con emoción los planes de su Camila: “Lo único que quiero es ahora ayudar a mi hija en lo que pueda”. (I)