En la avenida de los Conquistadores, en el nororiente de Quito, solo se escuchaba el motor de los tractores y las motosierras que eliminaban los restos de los árboles, maleza y escombros. Estos cayeron sobre una casa la noche de este domingo, 6 de abril, producto de un deslizamiento de tierra.

El temporal ha golpeado con mayor fuerza a las zonas de alto riesgo. Los moradores de Guápulo caminaban con optimismo, pero dejaban entrever la ansiedad y el miedo que les provoca la incertidumbre de saber qué pasaría si volviera a llover con la misma intensidad.

Rebeca Trávez, moradora del sector, pelaba cebollas mientras el ruido incesante de la maquinaria continuaba en el exterior, pero eso no le impidió contar su experiencia. Con lágrimas solicitó que las autoridades actúen en beneficio de la comunidad.

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“Esta no es la primera vez que nos pasa, es la quinta, pero esta vez lo sentimos como un terremoto. Toda la montaña bajó y cubrió la calle. Hace cinco años nos pasó lo mismo y fue horrible ver cómo los carros se perdían entre la quebrada por el exceso de lodo”, manifestó Rebeca.

La vivienda más afectada se encontraba al lado del predio de Rebeca. Sus paredes parcialmente rosadas se perdían entre la viscosidad del fango y el inclemente poder de la vegetación, que se llevó parte del tumbado.

Pabel Muñoz, alcalde del Distrito Metropolitano de Quito, visita un sector de Guápulo. Foto: Alfredo Cárdenas.

Mirando detenidamente, muy cerca del domicilio, se encontraba una señora con camiseta negra, calentador beige y un rostro visiblemente demacrado. Era la dueña de la casa o lo que quedaba de ella. No quiso dar declaraciones, pero su vecina, Verónica Trávez, contó el duro momento que estaba atravesando.

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“Yo llegué cuando el árbol ya se había caído. Ese día fue el susto más grande, porque ellos tienen dos niños aún pequeños y los evacuaron a tiempo, porque de las ventanas chorreaba el lodo”, aseguró Verónica.

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Varios moradores manifestaron su inconformidad con ciertas obras que, según ellos, no tienen permiso de construcción y han realizado conexiones de tuberías clandestinas por las que arrojan los escombros. Esto tapa sumideros, zonas de desfogue del agua y prolifera la contaminación.

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Jaime Troya, presidente del cabildo de Guápulo, aseguró que sacar un permiso es un trámite muy largo y varias personas han recibido esos terrenos por herencia.

“Estas casas están construidas aquí desde hace años; lamentablemente, es el mismo Municipio el que no controla. A la gente no le queda más, tiene que vivir y tener su hogar, que muchas veces viene por herencia”, afirmó Jaime Troya.

En medio de todo el revuelo, el alcalde de Quito, Pabel Muñoz, subió a la arteria para realizar una inspección del terreno y conversar con las familias afectadas, que le pidieron mayor atención al barrio.

“Tenemos un incumplimiento de la norma cada vez más preocupante. Tenemos muchas viviendas que no tienen permiso. Muchas hacen desfogue del agua sin tener la adecuada canalización y también está la indolencia de la parte alta con la parte baja del sector”, contó Pabel Muñoz a los medios de comunicación.

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Sitio donde se produjo un deslave debido a las lluvias en un sector de Guápulo. Foto: Alfredo Cárdenas.

El alcalde aseguró que el peso de la ley caerá sobre la irresponsabilidad de la gente, puesto que, al recorrer la montaña, se encontró con varias novedades que abrieron campo para este desastre natural.

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“Hemos revisado los colectores para ver cómo estaban y hemos encontrado seis completamente sellados con latas. El pretexto de la gente es el exceso de ratas, pero lo que generaron es una acumulación mayor de agua”, añadió el funcionario.

Finalmente, confirmó que los ocho árboles restantes serán retirados y se ubicará una geomembrana para fortalecer el suelo donde exista presencia de taludes. (I)