Portoviejo

Yorgelis Chávez tiene más de cinco años viviendo en Ecuador, tres de ellos en Portoviejo, ciudad a la que llegó tras salir de Quito, en donde el clima no era del agrado de sus cuatro hijos. Ella dejó su natal Caracas y llegó a la capital el 24 de diciembre de 2017, uno de los días que más lloró en su vida, aseguró.

Ella dice que ha hecho de todo para subsistir junto con su esposo, desde atender un bazar, tiendas y en los últimos meses se ha dedicado al emprendimiento de elaborar dulces. Atrás quedaron los recuerdos de atender un restaurante en Caracas.

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De Portoviejo destaca que es una ciudad donde pudo atender a una de sus hijas que padece de un problema auditivo, a tal punto de que el año pasado le hicieron una cirugía en una casa de salud de esta ciudad. Por el momento, indica, no tiene pensado volver a Venezuela, debido a que la crisis se mantiene.

Según un censo realizado en el 2020, en la capital manabita residían en aquel año unas 5.200 personas agrupadas en 1.870 familias. También reflejó que dos de cada cuatro venezolanos residentes en Portoviejo son oriundos de Caracas y Maracaibo.

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Glendys Rivero es caraqueña y lleva cinco años viviendo en Portoviejo. Es parte del Consejo Consultivo de Movilidad Humana del Consejo Cantonal de Protección de Derechos del Municipio de Portoviejo.

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Considera que pese a que ya desde el 2020 a este 2022 algunos venezolanos salieron de esta ciudad, otros también han llegado, y cree que la cifra se mantiene en más de 5.000 residentes.

Ella señala que el actual problema que tienen los venezolanos en Portoviejo es que no se han podido regularizar. En el 2020 obtuvieron la mayoría una visa humanitaria que benefició al 52 % de los venezolanos que vivían (o viven) en esta ciudad, pero esa visa solo tenía una duración de dos años y ya a la fecha feneció.

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Ahora Rivero cree que el nivel de venezolanos ilegales en Portoviejo llega al 75 %, de los más de 5.000 que residen.

Obtener una visa de trabajo actualmente representa un costo de $ 550, algo que para Rivero y otros venezolanos es complejo reunir, pues muchos fueron encuestados por un estudio o diagnóstico realizado este año sobre la condición de venezolanos en Portoviejo por parte de la Universidad Particular San Gregorio en conjunto con la organización no gubernamental Ovigema, algunos solo llegan a ganar $ 100 mensuales, que muchas veces se destina para el arriendo de una casa.

“En estos momentos lo que más esperamos es un decreto presidencial con una nueva visa humanitaria, porque también por tema de pasaportes o documentos en Venezuela no pudieron renovar sus visas y en medio de una pandemia muchos no pudieron acceder a ello”, indica Rivero.

La dirigente de venezolanos en Portoviejo se respalda en dicho pedido, luego que el año pasado el presidente Guillermo Lasso habló de la intención de regularizar a más de 450.000 hijos de la patria de Bolívar que residen en nuestro país.

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Otro problema por la que los venezolanos no acceden oportunamente a la regularización es por el poco conocimiento que tienen sobre qué pasos, a dónde acudir o qué documentos les solicitan, como también de acceso a vivienda, pues la mayoría arrienda en lugares periféricos o zonas que fueron abandonadas tras el terremoto de abril de 2016, como sucede en el sector de los bloques de Los Tamarindos.

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En una encuesta que se hizo a 90 familias dentro del diagnóstico de condiciones migratorias en Portoviejo, realizada por la Universidad Particular San Gregorio con la ONG Ovigema, se indica que el 69 % no efectúa la regularización por problemas económicos, mientras que otro 20 % señala que no lo hace porque es poca la información que tiene o porque tuvo una mala experiencia en una primera intención.

También por ese diagnóstico se conoció que el 61 % de los encuestados dijo haber recibido ayuda de una entidad pública o privada o de una ONG.

Por ejemplo, la ONG Word Vision implementó desde el 2019 en cuatro ciudades de Ecuador, entre ellas Portoviejo, un programa o metodología denominada Respiramos Inclusión, que busca reducir actos de xenofobia y discriminación hacia niños, niñas y adolescentes en condición de movilidad humana en diversas entidades educativas de esas ciudades.

En total 8.068 estudiantes en movilidad humana fueron matriculados en el sistema educativo de Ecuador. En la actualidad en Portoviejo, según la Coordinación Zonal 4 del Ministerio de Educación, hasta el 31 de mayo de este 2022 en esta ciudad se matricularon 867 estudiantes de origen venezolano, cifra que disminuyó en relación con el periodo lectivo 2021-2022, en el que se inscribieron 993.

En cuanto a ingresos mensuales, el 54 % de los encuestados no quiso responder esa pregunta, pero el 12 % dijo que percibe entre $ 20 y $ 100, otro 12 % señaló que oscilan entre $ 101 y $ 200 y el 7 % dijo que los ingresos que recibe cada mes varían entre los $ 200 y $ 400.

Alba Moreira, catedrática de la UPSGP y una de las personas que lideraron el diagnóstico de la situación de venezolanos en Portoviejo, indicó que de los datos obtenidos ya las autoridades de esta ciudad tenían una noción y lo que hacía falta era contrastar con datos duros y en donde se reflejaran esas necesidades que palpaban día a día

“La inestabilidad laboral, las condiciones de vida, la necesidad de trabajo estable, casi todo mundo quiere radicarse en Portoviejo por las mismas facilidades o condiciones, eso tiene que motivar a ser políticas públicas por parte del Municipio, tienen que reflexionar sobre esos datos”, señala Moreira.

En el 2019 el cabildo portovejense aprobó una ordenanza para la protección y promoción de los derechos de las personas en condición de movilidad humana, e incluso fue tomado en cuenta en el plan Portoviejo 2035, un documento que proyecta las políticas y planes que deben cumplirse hasta ese año, cuando la capital manabita celebrará sus 500 años de fundación española.

Rivero insiste en que se debe tomar en cuenta que si bien en acceso a educación hasta bachillerato no hay dificultad en el sistema educativo ecuatoriano, sin embargo, hay problemas para ingresar a las universidades, pues los estudiantes carecen precisamente de regularización. (I)