Desde temprano, los amigos más cercanos de Lucía Yépez permanecían en la vivienda de su madre para presenciar la final de lucha en las Olimpiadas París 2024.

En el barrio Nuevo Amanecer, de la parroquia Venus del Río Quevedo, sus vecinos estaban a la expectativa en sus viviendas.

La madre de Lucía Yépez rezó a la Virgen de Guadalupe.

Agentes de la Policía estuvieron en la parte externa de la casa de la deportista para resguardar y brindar seguridad.

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Esto debido a que el sector está situado en una de las parroquias más conflictivas de Quevedo.

María Guzmán, madre de la Tigra, dijo que en la mañana habló con su hija, quien se encontraba segura.

Las hermanas de la deportista riosense también mostraron su emoción, al igual que varios niños que entrenan lucha libre y ven en Lucía un referente a seguir.

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Poco antes de iniciar la competencia, su hermana menor, Melanie, de 17 años, elevó una oración a la Virgen de Guadalupe, mientras que su madre le colocó una vela de esperanza.

Sobre una mesa, ubicada en el centro de la sala, se exhibían las más de 30 medallas que la campeona ha obtenido en sus trece años de experiencia.

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Cuando comenzó la pelea, los familiares se congregaron en la sala para ver la competencia entre Yépez y la japonesa Akari Fujinami. La emoción y los nervios se apoderaron de esa casa.

“Vamos, Lucía”, “Sí se puede”, eran las frases que coreaban familiares y amigos.

Las detonaciones de uno que otro juego pirotécnico no faltaron poco antes de la esperada salida de la Tigra.

Yépez, de 23 años, no triunfó, pero había satisfacción por haber llegado a esa instancia y por la medalla de plata.

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“Te amo, hija de mi vida. Para mí eres campeona”, dijo la madre de Lucía luego del final de la pelea.

Otro primo comentó que Lucía había triunfado por la instancia a la que llegó. “Aquí no se ha perdido nada, ya tenemos una campeona olímpica, porque obtener una medalla de plata no es fácil y lograr lo que ella ha logrado no lo hace cualquiera”, refirió.

Los familiares recordaron que ella es una mujer aguerrida. “Su profesor siempre dice que mi hija parece una tigra, porque cuando entra a la competencia es como si cogiera una presa y no quiere soltarla”, dijo la madre.

Entre risas, sus hermanas y su madre indicaron que cuando regrese no le faltará el verde, el queso y el huevo.

“A ella le gusta mucho el verde, lo come de preferencia en el desayuno, almuerzo y merienda, por eso hoy el verde le va a ganar al sushi”, comentó, en medio de una carcajada, la madre de Lucía.

La oriunda de Mocache (Los Ríos) es la primera ecuatoriana en lograr una presea olímpica en cualquier disciplina de lucha, marcando un hito en la historia del país. (I)