Al mediodía del miércoles 12 de mayo se llevó a cabo un conversatorio entre Agustín Albán, secretario de Educación Superior saliente, y Alejandro Ribadeneira, quien tomará el cargo. Los temas que se discutieron giraron en torno a la Ley de Educación Superior y los proyectos que plantea el Gobierno entrante.

Para Ribadeneira, “a partir de la ley del 2010 se ha ido asfixiando la iniciativa de las universidades y escuelas politécnicas en poder ofrecer carreras y programas innovadores. Eso es algo que tenemos que rescatar”.

La pandemia por COVID-19 significó un cambio en la educación que, según Ribadeneira, “pudo haberse producido paulatinamente en 5 a 10 años, y se produjo en cinco días”. Él plantea la necesidad de flexibilizar los reglamentos para la educación superior, que permitan el avance en uso de plataformas tecnológicas.

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Este fue uno de los tres conversatorios “Diálogos de Transición”, organizados por la Universidad de Las Américas, que plantean abordar temas sensibles como la educación superior, economía y salud.

De acuerdo con las cifras entregadas por Ribadeneira, “más del 60% de la demanda de cupos está concentrada en quince carreras”. Este problema, coincidieron junto con Albán, se debe solucionar a través de orientación vocacional anterior al ingreso a la universidad.

En retrospectiva, Augustín Albán revisa su gestión lamentando la falta de recursos para ejecutar proyectos. También se refirió a la regulación asimétrica entre instituciones internacionales y del Ecuador, y dijo que este modelo “no permite a las universidades nacionales acceder a ciertas ventajas, principalmente en temas de maestrías”.

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La reforma a la Ley Orgánica de Educación Superior quedó en la mesa como un tema pendiente, para realizarse bajo el nuevo mando. A partir del 24 de mayo el país tomará un nuevo rumbo en la presidencia de Guillermo Lasso, y el examen Ser Bachiller es un punto en la mira.

Albán y Ribadeneira discutieron el futuro del polémico examen, encontrándose en un punto que busca una orientación vocacional adecuada. Para el secretario saliente, es posible pensar el proceso mejor articulado con la educación inicial y media.

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Por otro lado, el nuevo funcionario plantea la interrogante de determinar no solo el puntaje como requisito para acceder a una carrera, sino que la vocación juegue también un papel fundamental en el proceso.

En marzo de este año, 266.230 estudiantes se registraron para rendir el examen de ingreso a la universidad. Sin embargo, Albán, en redes sociales, anunció que solo quienes participaron en el simulacro podrían rendir la prueba. De esta manera, más del 20%, es decir, 55.979 personas, quedó fuera del proceso. (I)