Desde que el doctorado se empezó a valorar como un título que da acceso a una mejor posición social o un ingreso relativamente más seguro en una universidad, empezó el interés por procurar uno.

Como muchos aspirantes a doctorado son poco leídos, no se enteraron de que esta utilidad era relativa: se debía a la escasez de personas con ese título. Y los pocos Ph. D. que había estudiaron en instituciones con la capacidad para formarlos con la supervisión debida y los recursos necesarios. Pero, como The Economist explicó con diáfana claridad en 2010, una vez que la oferta superó la demanda, lo único que tenían los doctores era un diploma. No había suficientes plazas en las universidades y en el “mundo real” la ventaja comparativa de un doctorado se diluía porque los empleadores buscan habilidades prácticas o concretas.

Preguntas

En esta coyuntura, nuestro país se empezó a inundar con maestrías, especialmente de una institución que se describía a sí misma como “la mejor universidad del Ecuador” y que también creó doctorados a los que dotaba de pinceladas de calidad con clases esporádicas impartidas por profesores extranjeros. Adicionalmente, para suplir una innecesaria demanda que no se satisfacía localmente, se creó una oferta espuria de doctorados en otros países que astutamente ofrecieron títulos a distancia, en línea y quién sabe en qué otras modalidades.

Hoy, como antaño los economistas y abogados, hay personas con título de Ph. D. que están conduciendo Ubers, no solo en Ecuador sino en otros países.

¡Educación Financiera debe ser materia obligatoria!

Ya en 2010 The Economist calculó que 11 % de los Ph. D. en Alemania tenían trabajos de bajo nivel, lo cual no ha impedido que ese país continúe produciendo programas de doctorado a voluntad. A esta insensata tendencia se acaba de unir la Universidad Politécnica del Carchi (UPEC), con anuencia del Consejo de Educación Superior (CES), que le ha autorizado crear un programa de doctorado en Políticas Públicas. Basta ver el anuncio en que afirma que es la “primera universidad más sostenible en la región y segunda del Ecuador” para entender que hasta el concepto básico de la lógica se les escapa (si eres la primera de la región, lo debes ser también del Ecuador).

Un título de doctor no refleja solo que un individuo ha recibido clases por un número determinado de años y ha escrito una tesis (que hasta se puede comprar). Implica que ha sido seleccionado cuidadosamente para aprobar un riguroso programa de estudios en que aprenderá a desenvolverse autónomamente.

He revisado tres tesis de maestría de la UPEC y son hasta de mejor calidad que textos escritos por pares en otras universidades ecuatorianas. El problema es que no llegan de lejos ni a un correo electrónico redactado con respeto básico a las normas gramaticales. ¿Cuál es el sentido de saturar aún más el mercado con un programa que no podrá preparar debidamente a sus estudiantes? La UPEC haría más invirtiendo en los niveles inferiores con un centro de apoyo permanente al estudiante, como lo hacen las mejores universidades del mundo. (O)