De color blanco y con una cruz roja pintada en los costados de babor y estribor, el buque hospital USNS Comfort de la Armada de Estados Unidos permanece atracado en el puerto de Manta, en la provincia de Manabí.
Su presencia se impone no solo por sus dimensiones: 272,5 metros de largo y 32,3 metros de ancho, equivalentes a casi tres canchas de fútbol americano, sino por todo el equipamiento hospitalario que tiene.
El buque llegó con la misión de ofrecer asistencia médica gratuita a la población ecuatoriana que fue previamente seleccionada por el Ministerio de Salud Pública.
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El barco llegó el 4 de julio como parte de la misión humanitaria Promesa Continua 2025, impulsada por el Comando Sur de los Estados Unidos. Permanecerá en el puerto hasta el 10 de julio, para luego continuar su ruta hacia República Dominicana.
En el interior, según sus tripulantes, funciona una verdadera “ciudad flotante”, equipada con tecnología médica, quirófanos, laboratorios, áreas recreativas y espacios para la vida diaria de la tripulación, conformada por 1.000 personas entre militares y civiles.
El recorrido por sus instalaciones toma cerca de una hora. Todo empieza con un largo pasillo que conduce al área de emergencias, donde los espacios están claramente divididos según la gravedad del caso: una zona crítica, marcada con pisos de color rojo, y otra para consultas ambulatorias, cuyo piso es verde.
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Esa señalización permite al personal organizar mejor los flujos de atención. “El color rojo marca los casos de emergencia, mientras que el verde es para pacientes que no requieren atención inmediata”, explicó Vinicio Barreto, médico intensivista de la Armada del Ecuador, quien forma parte del equipo a bordo.
En esa sala, 44 médicos están destinados a atender a los pacientes ecuatorianos.
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En otro sector del buque se encuentra el área de radiología, equipada con cuatro máquinas de diagnóstico, dos de ellas portátiles. Estos equipos permiten detectar desde traumas físicos hasta enfermedades complejas, como el cáncer.
Dependiendo del tipo de examen que se realice, se pueden atender entre diez y quince pacientes al día.
A pocos metros se encuentra el banco de sangre del buque. Este puede almacenar hasta 4.600 unidades, aunque para esta misión se dispone de aproximadamente 300 unidades listas para ser utilizadas. En caso de que se necesiten más, existen donantes disponibles para responder con agilidad.
Esta previsión es clave para los procedimientos quirúrgicos que se realizan a bordo: el buque cuenta con doce quirófanos completamente operativos y una capacidad total de mil camas.
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A lo largo del recorrido, se observan también zonas que muestran la historia y espíritu del USNS Comfort. Fotografías de misiones anteriores realizadas en el hemisferio sur y el Caribe cuelgan de los muros, junto a emblemas de cooperación entre Estados Unidos y los países latinoamericanos que han sido parte de esta misión.
La atmósfera dentro del barco combina la precisión clínica con el ritmo propio de una base en movimiento: personal militar que va y viene con instrumentos médicos, técnicos de mantenimiento, enfermeros y civiles que colaboran en diversas tareas logísticas y operativas.
Las instalaciones también permiten que la vida cotidiana continúe en medio del mar.
Hay un laboratorio de optometría, una farmacia completamente abastecida, plantas generadoras de oxígeno, una capilla y dos gimnasios. Estos últimos cumplen una función esencial para el bienestar físico y mental de la tripulación.
“Los gimnasios son esenciales para el personal que vive viajando. Como la señal es intermitente y no siempre hay entretenimiento, muchos ocupan su tiempo libre haciendo ejercicio”, señaló Vinicio Barreto, mientras recorría una de las zonas.
En la cubierta superior, cerca de la proa, se encuentra la pista para helicópteros. Esta área está diseñada para evacuar pacientes en situaciones críticas hacia centros hospitalarios en tierra firme. Solo se permite el aterrizaje de un helicóptero a la vez, y cada operación requiere un permiso especial.
Junto a esta zona se ubican dos aeronaves listas para operar, diez botes salvavidas de última generación con capacidad para 125 personas y ocho camillas de emergencia, distribuidas estratégicamente.
La presencia ecuatoriana en esta misión se pudo evidenciar. Cuatro miembros de la Armada del Ecuador forman parte del equipo médico que presta atención a bordo: el capitán de fragata y cardiólogo Cristian Guarderas; María Elisa Otero, especialista en cuidados intensivos; Xavier Román, médico internista; y Vinicio Barreto, también intensivista.
Ellos no solo colaboran en la atención clínica, sino que actúan como puente cultural y lingüístico con los pacientes ecuatorianos.
Antes de arribar a Ecuador, el USNS Comfort estuvo en Panamá. Desde allí, Barreto contó que su traslado hasta Manta tomó aproximadamente cuatro días.
La misión completa se extenderá por tres meses, durante los cuales el buque recorrerá varios países del continente, llevando atención médica gratuita, equipos y experiencia profesional a lugares donde el acceso a estos servicios suele ser limitado.
El buque, que solía ser una embarcación petrolera cerca del año 1976, fue transformado en un hospital flotante que desde hace 18 años ha atendido a más de 600.000 personas. (I)