Nota de Redacción: Este artículo contiene spoilers de la película Barbie.


La representación de la masculinidad en Barbie, el último éxito taquillero de la directora feminista Greta Gerwig, ha causado reacciones polarizadas en los medios y redes sociales, especialmente de parte de creadores de contenido conservadores.

Ben Shapiro, comentarista conservador estadounidense, subió un video criticando la película por 43 minutos por su supuesta promoción de “propaganda de izquierda”. Shapiro luego quemó una muñeca Barbie y un Ken frente a la cámara.

Publicidad

El concepto tradicional de masculinidad pone en riesgo a los hombres

El video tiene 2,7 millones de visitas en la plataforma YouTube. Sus críticas han sido amplificadas por numerosos otros creadores de contenido conservadores, amasando millones y millones de vistas en sus videos.

Aunque Barbie se presenta abiertamente como una película feminista, atacando múltiples veces el concepto del patriarcado, la recepción masculina de la película no ha sido solo de rechazo.

Rodrigo San Lucas, estudiante guayaquileño de Derecho, de 24 años, considera que la película “da en el clavo” en el mensaje que quiere transmitir y que no solo imprime lecciones positivas para mujeres, sino que también tiene valores importantes para hombres.

Publicidad

En busca de una masculinidad saludable

Inicialmente le llamaron la atención los memes que surgieron sobre la cinta meses antes de su lanzamiento; eso, combinado con que su novia quería verla y le parecía atractivo el elenco, lo llevaron a ver el filme.

“Yo creo que el mensaje, o al menos lo que más resonó en mí, es que no todo el mundo es perfecto, no tiene nada de malo ser una persona común y corriente”, explica.

Publicidad

La evolución del personaje de Ken, que pasó de no tener una identidad clara a definirse a sí mismo por su hipermasculinidad y a aceptarse por quien es realmente, también caló en San Lucas.

“El mensaje es positivo para todos (...). Quizá pasa eso de que la gente está tan arraigada en ciertos ideales y expectativas de la sociedad que exponerlas tan a carne viva es algo que les choca, porque va contra todo lo que ellos creen”, indica sobre los sectores de hombres que sienten rechazo por la temática de la cinta.

“¿A quién no le dieron ganas de abrazar a su mamá después de ver la película?”, añade.

Esta búsqueda de sentido de Ken también refleja la crisis de la masculinidad, según el ecuatoriano José Campi-Portaluppi, director de Comunicación de Equimundo, organización dedicada a la promoción de la masculinidad sana y la justicia social.

Publicidad

Esta crisis, expone, ha sido cooptada por movimientos radicales alrededor del mundo que proponen volver a la tradición, “regresar a las cavernas”.

En su estudio State of American men (’Estado del hombre americano’), Equimundo determinó que el 44 % de los hombres estadounidenses tuvo pensamientos suicidas en las últimas dos semanas, el 48 % dijo que su vida online era más satisfactoria que su realidad física y casi la mitad de hombres jóvenes reportó confiar en influencers misóginos, como Andrew Tate, quien está acusado de violación y tráfico de personas en Rumania y que fue expulsado de varias plataformas de redes sociales por comentarios misóginos, como decir que las víctimas de abuso sexual deberían tener responsabilidad de haber sido violentadas.

El polémico influencer Andrew Tate, apodado “el rey de la masculinidad tóxica”, será liberado de prisión en Rumania

“Cuando uno encuentra que cuatro de cada diez hombres han considerado dejar el planeta porque no se encuentran, es durísimo. Creo que la genialidad de la película de Greta Gerwig es abordar esto desde el humor, que se convierte en el vehículo apropiado para generar reflexión”, subraya Campi-Portaluppi.

Un estudio de la Universidad de Cuenca, efectuado en 2018 y que tomó como muestra 365 alumnos varones de la misma institución, encontró que en su mayoría los estudiantes hombres tenían la percepción de que podían realizar lo que se propusieran solos, “dejando de lado la parte afectiva o emocional”.

Ricardo Quisirumbay, estudiante de Comunicación de 20 años, cree que el mensaje principal de la cinta es que el machismo afecta tanto a mujeres como a hombres. “Es normal que hombres que no han tenido la oportunidad de aprender a ver perspectivas distintas se sientan así”, expresa.

Para él, la representación de la masculinidad “tóxica, fofa” fue graciosa, y le resultó apropiado abordar el tema de forma caricaturesca: cuando Ken se da cuenta de que en el mundo real los hombres monopolizan el poder, trae ese concepto a Barbieland, aunque más de forma que de fondo, al menos inicialmente. A Ken parecen preocuparle más los aspectos estéticos del patriarcado, como la cerveza y los músculos.

Campi-Portaluppi señala que crecer como hombre en Ecuador es definir la masculinidad desde lo que no es aceptable hacer: los hombres no caminan así, los hombres no lloran, los hombres no se abrazan. Entonces, el sentido de comunidad y fraternidad entre hombres queda reducido a las parrilladas, el fútbol, la Mojo Dojo Casa House de Ken; todo lejos de una expresión saludable de las emociones.

Empezar a escuchar al otro y conversar es esencial para empezar a derrumbar las expectativas de género que recaen en los hombres, según Gary Barker, presidente y CEO de Equimundo.

La comunicación y la honestidad son primeros pasos clave para que los hombres empiecen a vivir su masculinidad de una forma más saludable, según Gary Barker, presidente y CEO de Equimundo. Foto: Shutterstock

La reflexión de la confusión masculina en una era en la cual más y más mujeres ocupan cargos de poder es otro de los fuertes de la película, según Gary Barker, presidente y CEO de Equimundo. Primero, dice, los hombres deben reconocerse en relación con los otros, lo cual ataca la “idea de que soy autosuficiente, el hombre solitario que lucha y consigue su lugar como individuo (...). En este momento de la historia, solo me encontraré como hombre al conversar con otros”.

Barbie retrata bien el nuevo espacio que ocupan las mujeres, pero ¿dónde queda Ken? Los hombres tenemos dos opciones: o seguimos luchando para mantener versiones antiguas de masculinidades, siempre dominantes, apasionados de caballos, de pelear; o podemos ser complejos, no siempre dominar (...). Muchos hombres defienden el modelo antiguo, pero otros son más capaces de mostrar sus sentimientos más allá de la frustración, el enojo y la rabia”. (I)