Un grupo de herpetólogas ecuatorianas, que se dedican a estudiar a reptiles y anfibios, acudió al décimo Congreso Mundial de Herpetología, celebrado en Malasia del 6 al 10 de agosto pasado, al cual acudieron alrededor de 1.400 personas de todo el mundo.

Durante esas fechas, Karem López, Amanda Quezada, María Navarrete, Karla Neira, María del Carmen Vizcaíno y Daniela Pareja presentaron sus investigaciones. Esta última se llevó un premio por una ponencia científica. Fue la única latinoamericana en ser galardonada en la cita global.

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Su charla se trató sobre el comportamiento de la especie Cruziohyla craspedopus, la rana de hoja amazónica. Pareja ha trabajado por dos años con este animal y presentó los resultados de sus experimentos.

Las otras cinco científicas ecuatorianas durante sus presentaciones. Arriba (de izquierda a derecha): Karem López y Karla Neira. Abajo: María Navarrete, María del Carmen Vizcaíno y Amanda Quezada. Foto: Cortesía

Pareja se concentró en estudiar el comportamiento de las ranas y los componentes de su personalidad: si eran tímidas, audaces, cómo trataban con otras ranas y si estar en un laboratorio en vez de en su hábitat cambiaba algunos de estos factores. A su vez, la científica expresó la importancia de la conservación de la rana.

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La mayor amenaza para la mayoría de ranas amazónicas, explica, es la destrucción de su hábitat. Esto las obliga a desplazarse, y muchas mueren en el intento de adaptarse. Añade que poblaciones de otras especies podrían verse afectadas por el hongo quítrido.

Daniela Pareja con su diploma de ganadora. Foto: Cortesía

A Pareja siempre le gustaron las ranas, pero al comienzo de su carrera trabajó mucho con arañas y plantas. Poco a poco se fue concentrando en ranas, y recientemente en su comportamiento y sus personalidades.

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“Hay mucha gente que piensa que los animales no tienen personalidades, pero en realidad sí las tienen. Cada uno tiene una personalidad distinta, dependiendo del ambiente, del lugar o de otros individuos. Eso me apasiona”, indica Pareja. “Cada uno de estos animales tiene una magia, aunque muchas veces a la gente le dé asco”.

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Pareja se encuentra realizando un doctorado. Hizo su pregrado en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y su maestría en Brasil. En el futuro próximo espera regresar al país y que alguna universidad “le abra las puertas”para tener un laboratorio, concentrándose en neurociencia y la ecología espacial de anfibios y reptiles.

El jambato negro también fue discutido en el congreso

Otra de las representantes de Ecuador en el congreso fue María del Carmen Vizcaíno, presidenta de la Alianza Jambato, una organización dedicada a la conservación de la especie Atelopus ignescens, el sapo jambato, al cual debe su nombre la ciudad de Ambato.

Esta especie fue declarada extinta en 2004; sin embargo, fue redescubierta en 2016 en la parroquia Angamarca, provincia de Cotopaxi, por David Jailaca, un niño de 12 años.

Una de las preguntas que busca resolver la Alianza Jambato, relata Vizcaíno, es cómo la especie pudo sobrevivir en Angamarca. La experta cree que podría deberse a las prácticas agrícolas distintas que practica esta comunidad, que no contempla el uso de químicos. En los ríos de la parroquia tampoco encontraron truchas, una especie invasiva y dañina para el ecosistema.

La rana jambato negro de páramo tiene un vientre anaranjado.

Parte del trabajo de la organización de Vizcaíno en Angamarca involucró volver a construir la confianza de la comunidad con los científicos. Cuando se redescubrió originalmente a la especie, según la científica, el grupo de investigadores que visitó la localidad se llevó a los sapos para empezar un programa de cría en cautiverio.

“Esto generó que la gente en Angamarca sienta cierto rechazo hacia la comunidad científica. Dijeron: ‘Se nos llevan a nuestros sapitos y nunca vuelven. ¿Dónde se los llevan?’. No hubo un trabajo articulado con la comunidad”, explica Vizcaíno.

Vizcaíno tuvo una beca completa que le permitió participar en los cinco días que duró el congreso. Allí tuvo dos ponencias: una sobre el trabajo de conservación en cooperación con la comunidad de Angamarca que realiza su organización, y la otra sobre su experiencia como mujer en el campo científico de la herpetología, el cual considera que sigue siendo dominado por hombres y presenta ciertos prejuicios contra las mujeres, que son infundados.

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“Se piensa que las mujeres no vamos a poder hacer el trabajo de campo, que es fuerte (...). Ser mamá también fue un desafío. Salir adelante con estos retos fue complicado”, reflexiona la científica.

Vizcaíno destaca a científicas como María Elena Barragán, directora del Vivarium en Quito, y Ana Armendáriz, herpetóloga pionera en el trabajo con anfibios y su descripción.

Tanto Pareja como Vizcaíno recalcan la importancia del estudio y conservación de los reptiles y anfibios de Ecuador. Estos últimos, afirma Vizcaíno, representan el grupo de animales vertebrados más amenazados del mundo.

Los proyectos de conservación de estas especies representan un enfoque nuevo en el país, dice Vizcaíno. Las investigaciones en el país se han concentrado en en describir nuevas especies, pero todavía no en su conservación. (I)