El humedal Las Garzas, ubicado en el cantón Palenque, provincia de Los Ríos, provee de agua y sustento a más de 2.000 familias que habitan en su área directa de influencia. En 2021, sin embargo, una empresa bananera construyó un canal de drenaje que, según miembros de la comunidad, los ha afectado tanto a ellos como a la biodiversidad del ecosistema.

Las Garzas es un sistema interconectado de ecosistemas acuáticos sostenido por dos cuerpos principales: Garzas Grandes y El Aguacatal. El canal de drenaje estaría afectando a este último en particular.

Pese a convenio de protección, estado de humedales se sigue agravando por actividad humana

El Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica (Maate) detuvo el avance de la operación bananera por falta de permisos ambientales, pero el canal de drenaje no se ha cerrado. Fue por eso que el pasado miércoles, un colectivo de cerca de un centenar de organismos ecologistas, de derechos humanos y miembros de la comunidad de Las Garzas entregaron una nueva carta al Maate en su sede en Quito, en la cual subrayan la importancia de este ecosistema y piden la reparación integral al ecosistema, el cese definitivo del drenado, y declarar a la zona como reserva campesina alimentaria y como sitio Ramsar, que es una organización internacional de protección de humedales de la cual Ecuador es miembro desde 1991.

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En mayo de 2022, la Defensoría del Pueblo realizó una visita al lugar y declaró no haber presenciado afectaciones a la naturaleza o a las comunidades y archivó la investigación que habían iniciado.

Alexander Naranjo, ingeniero ambiental y ecólogo miembro de la división ecuatoriana del FoodFirst Information and Action Network y del Colectivo Agroecológico del Ecuador, explica que los humedales tienen varias funciones ecológicas importantes, que se ven mermadas cuando el caudal disminuye por el accionar del canal de drenaje en el lugar.

Cada gota cuenta

“El suelo de los humedales se protege con el agua, con algas. Si se seca, ese suelo está desnudo y expuesto al sol. Así el suelo se muere”, indica.

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Una de estas es ayudar a descontaminar el agua y proveer de alimento a un sinnúmero de especies de animales.

Desbalancear los procesos naturales del humedal podría causar que migren a otros lugares. No obstante, la superficie cercana al humedal está intervenida por monocultivos de maíz, banano y palma y si los animales deciden desplazarse a otros lugares, no van a encontrar el mismo alimento y podrían toparse con humanos.

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Una de los animales afectados sería el pájaro canclón, de nombre científico Anhima cornuta, que es una especie vulnerable según la escala de conservación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

En Las Garzas también habitan tigrillos, ardillas, monos aulladores, perezosos, además de una variedad de pájaros.

Protestas por daños ambientales al humedal Las Garzas no terminaron con la suspensión de obra con fines agrícolas

“Cuando hablamos de Los Ríos, hablamos de pequeños ecosistemas que han sobrevivido en el tiempo, el siguiente ecosistema está más arriba en (el humedal) Abras de Mantequilla”, dice el experto.

Los humedales también son reguladores de inundaciones, pues distribuye el exceso de agua a otros humedales e incluso al río Quevedo.

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A pesar de su importancia, Naranjo señala que el 85 % de los humedales a nivel mundial han sido destruidos.

Actualmente, Las Garzas está considerado un área de conservación y uso sustentable, pero Naranjo cree que esto no provee al ecosistema de las protecciones necesarias. Por eso que los signatarios de la carta enviada al Maate propone que este humedal sea considerado el sitio Ramsar número 20 del país. Algunos de los otros puntos con esta denominación en el país son Abras de Mantequilla, El Cajas, La Segua en Manabí, la isla Santay en Guayas y los humedales del sur de Isabela, en Galápagos.

Historia y paisajes de La Segua, en cita

En Palenque, agrega Naranjo, el tema del acceso al agua para consumo humano siempre ha sido un problema, y a ese se debe la oposición a que se siga drenando el humedal.

Patricia Villa, habitante de la comunidad, explica que la afectación al caudal del humedal afecta a los cultivos de los moradores de la zona, su aseo personal, y al suministro de agua para su ganado, pues el nivel de agua que perciben en sus pozos ha disminuido.

Para Villa, la construcción del canal fue “un atentado a la naturaleza. Además, aunque la comunidad no vive enteramente de la pesca, esta también se ha visto afectada.

“Llevamos años en esta lucha. Esperamos lograr que se cierre el canal, que está desangrando el humedal, y que vuelva a su estado natural”. (I)