El número de pedidos que registra la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL) para instalar los medidores de 220 voltios que requieren las cocinas de inducción se redujo de forma drástica a partir del 2017, como una muestra de que la transición que buscaba el remplazo del gas licuado de petróleo (GLP) como fuente de energía para cocinar no obtuvo el objetivo previsto.