Hace siete años, Mónica García se enteró de unas clases para aprender a elaborar jabones artesanales y le dio curiosidad. Viajó desde Guayaquil a Quito y terminó el curso sin pensar que después esa técnica sería lo que le dé mayor tranquilidad años después, convirtiéndose en su sustento, ya como marca Vía Mona.