El Municipio de Guayaquil condecoró la tarde del 11 de enero de 2024 al guardia de seguridad Daivy Franco y al transportista Daniel Medina.

Los ciudadanos fueron condecorados por el alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez Henriques, al culminar la sesión del Concejo Municipal.

“Adquirieron relevancia nacional y local gracias al generoso accionar ante los desafortunados sucesos que vivió Guayaquil el martes 9 de enero. Al adoptar tan valerosas acciones resaltaron la característica solidaridad de los hijos de la ciudad de octubre, ofrendando su propia existencia en favor de sus semejantes”, leyó Felipe Cabezas-Klaere, secretario municipal durante la sesión.

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Y continuó: “Se acuerda congratular por sus resueltas conductas en servicio del bienestar de la comunidad guayaquileña a los señores Daniel Medina y Daivy Franco, y sugerir sus nombres y ejemplos a la sociedad ecuatoriana, pues representan un gran referente por la gran vocación que consiste en servir al prójimo. Otorgar el presente acuerdo en muestra de gratitud por parte del pueblo guayaquileño”.

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Tanto Medina como Franco recibieron esta condecoración, donde está expresado lo anteriormente indicado. Los jóvenes saludaron a Alvarez y fueron aplaudidos.

Daivy Franco, en aquel 9 de enero, se encontraba trabajando en las instalaciones del hospital del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), en Los Ceibos, en el norte de Guayaquil.

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Sus jefes le indicaron que había una emergencia y que debía estar en los exteriores del hospital. De un momento a otro vio que algo ocurría en la av. del Bombero y que era una estudiante herida a la que estaban transportando a pie de un carril a otro.

Daivy Franco fue reconocido por autoridades y ciudadanía al ayudar a una estudiante que llegó herida al hospital de Los Ceibos, del IESS, en el norte de Guayaquil. Ocurrió durante la jornada violenta del 9 de enero de 2024. Foto: Cortesía

Franco no lo dudó y corrió porque vio que la joven se estaba desmayando “Vi que mi compañero estaba ocupado y le dije que ya se estaba como desmayando. Yo salí corriendo a auxiliarla y, cuando llegué, la agarré y fue que salí corriendo hacia Emergencias”, relató Daivy a EL UNIVERSO.

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“Ella por la desesperación sale corriendo (del carro), y como el papá era una persona mayor no podía brindarle mucho su ayuda; y por eso fue que salí corriendo a darle los primeros auxilios. Yo la llevé desde donde estaba, en la calle, donde casi se desmaya, hasta la parte de Emergencias del IESS”, afirmó Daivy, que luego de eso regresó a su trabajo y no tuvo la oportunidad de preguntar qué pasó, porque necesitaba resguardar la seguridad del hospital.

Horas después se enteró de que la condición de la joven era estable y fue un respiro para él.

Por su parte, Medina el martes salía a trabajar como conductor en la línea 90, que recorre el sur y norte de la ciudad. Su jornada se inició a las 13:24 y todo era normal.

Cuando iba por el Garzocentro su teléfono empezó a sonar repetidamente. Lo revisó y eran los videos de los ataques a TC Televisión: delincuentes armados ingresaron a ese lugar para amenazar a los trabajadores, a quienes tomaron como rehenes.

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“Llamé a mi familia y estaba desesperada por mí, porque yo estaba afuera. Los directivos (de la línea de bus) llamaron para que me retire, pero yo me encomendé a Dios. Había mucha gente desesperada que se subía al bus. Algunos pagaban, otros no, pero yo los hacía pasar; les decía: ‘Suban, suban’. Y luego se desató el caos”, contó Medina a este Diario.

Daniel Medina tiene 28 años y lleva más de cinco años trabajando como transportista. Foto: Cortesía Francisco Loor.

Cuando estaba circulando por la avenida Francisco de Orellana, cerca del San Marino Shopping, el tráfico era tan terrible que hasta le tocó irrespetar las señales de tránsito. “La gente me decía: ‘Señor, avance’; yo le respondía: ‘Padrecito amado, madre, ¿cómo quiere que avance si no se puede? Está un caos’”, relató y agregó que solo en esa avenida estuvo dos horas.

Medina llegó a casa a salvo, a las 18:00. Lo primero que hizo fue agradecer a Dios y abrazar a los suyos. “Estaba abrazándolos y conversando mi experiencia. Me llamaron otras personas a decirme que soy un gran ser humano”, dijo. (I)

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