Ecuador continental es la región con la tercera mayor densidad de especies vegetales endémicas a escala mundial, de las 20.000 especies vegetales que se estiman que hay en el país, alrededor del 20 % son endémicas. En comparación con otros países con una diversidad biológica similar como Indonesia, República Dominicana, Tailandia y Perú; en el país se pueden encontrar las especies de plantas con mayor actividad citotóxica contra las células cancerosas humanas.

Otra característica considerable es el conocimiento etnomédico de muchas comunidades indígenas de Ecuador. Este es un país plurinacional que alberga 14 nacionalidades y 18 pueblos indígenas diferentes. La gran diversidad botánica unida a la riqueza etnocultural del país se traduce en una herencia milenaria en torno al conocimiento y uso de una gran cantidad de plantas medicinales. La investigación etnomédica busca analizar compuestos bioactivos de las plantas medicinales utilizadas, principalmente, por poblaciones indígenas y rurales.

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Para Juan Carlos Romero, coordinador del grupo de investigación Productos naturales: cáncer y parasitosis de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), el cual trabaja en comunidades indígenas pertenecientes al pueblo Saraguro, “cuando hacemos investigación etnomédica buscamos conocer cuál es la forma de aplicación que le da la comunidad a la planta o a la mezcla de ellas para tratar de simular eso en las condiciones de nuestro laboratorio”.

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El marketing se ha encargado de poner la etiqueta de saludable a todos los productos de origen natural y eso no es del todo cierto, según explica Romero: “que sea natural no significa que no te pueda hacer daño. A veces, hay plantas que funcionan y matan células cancerosas, pero a la vez pueden ser tóxicas. La ingesta prolongada de estas plantas puede tener efectos secundarios graves que afecten al hígado o al riñón”.

Ante la evidencia de actividad antitumoral de una planta, el investigador considera imprescindible identificar las dosis recomendables y la duración adecuada del tratamiento para que su consumo sea efectivo y seguro.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca del 60 % de la población mundial utiliza las plantas como medicina alternativa o complementaria, y el 80 % de la población en los países en desarrollo depende de ellas para cubrir sus necesidades de atención primaria de salud. Aproximadamente el 66 % de los fármacos aprobados por la Food and Drugs Administration (FDA) de Estados Unidos para el tratamiento del cáncer son metabolitos secundarios provenientes de plantas o sus análogos sintéticos.

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La apuesta por la investigación básica en el área de productos naturales en los países tropicales resulta imprescindible para descubrir nuevos compuestos que abran vías a nuevas formas de tratar enfermedades y aporten al desarrollo local.

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Actualmente, existen muchos tratamientos curativos y paliativos para el cáncer que permiten erradicar las células tumorales. Entre ellos se encuentran la quimioterapia, la radioterapia, la inmunoterapia e incluso la terapia génica.

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Durante la quimioterapia, la aplicación de una serie de compuestos químicos, ya sean naturales o sintéticos, conducen a la inducción de la muerte celular o la detención del ciclo celular en las células tumorales. Estos compuestos químicos anticancerígenos se pueden usar solos o, más a menudo, en combinación con otros regímenes químicos o no químicos. Los metabolitos secundarios aislados de microorganismos, plantas y especies marinas, entre otros, han sido fuente importante de sustancias bioactivas con potenciales capacidades anticancerígenas. (I)