Una investigación de The Wall Street Journal (WSJ) afirmaba que el gobierno chino y Cuba habían firmado un acuerdo que le permitía a China instalar un centro secreto de espionaje en la isla para interceptar las comunicaciones que provienen de Estados Unidos.

El rotativo, que cita a “funcionarios estadounidenses al tanto de informaciones clasificadas”, considera que el acuerdo es por el momento solo de principio, y tendría como contrapartida el pago de miles de millones de dólares por parte de Pekín al Gobierno de La Habana.

El medio de comunicación señaló que no había ninguna indicación de dónde estaría la base ni cuál sería el tamaño y mucho menos la cantidad de personal que se necesitaría. Sin embargo, señala que la base de espionaje sería útil para conocer el detalle del tráfico marítimo en una región con una gran cantidad de bases militares, así como monitorear todas las comunicaciones electrónicas del sureste de Estados Unidos.

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El rotativo buscó la versión de la Embajada china en Washington y de la cubana, en ambos casos sin éxito.

La única fuente identificada que el diario cita es a John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, quien aclara que no puede hablar de este informe concreto, pero a continuación añade: “Somos muy conscientes de los esfuerzos de China de invertir en infraestructura en todo el mundo con fines militares, incluido este continente. Los seguimos muy de cerca y tomamos medidas para contrarrestarlos”.

Sin embargo, Kirby dijo al canal MSNBC que la información “no es exacta”.

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“Lo que puedo decirles es que esta administración está preocupada desde el primer día por las actividades de influencia de China en todo el mundo, y por supuesto en este hemisferio y en esta región”, aseguró. Añadió que el gobierno lo sigue “muy de cerca”.

El Pentágono también reaccionó.

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“Según la información que tenemos, esto no es exacto. No estamos al tanto de que China y Cuba” desarrollen “un tipo de base de espionaje”, reaccionó en rueda de prensa diaria el portavoz del Pentágono, general Pat Ryder, quien aseguró que Estados Unidos monitorea “permanentemente” las relaciones entre Pekín y La Habana.

Durante la Guerra Fría, los soviéticos tenían instalaciones de espionaje electrónico en la Cuba comunista. Pero en 1962 Estados Unidos observó plataformas de lanzamiento de misiles.

El presidente John F. Kennedy decidió entonces imponer un bloqueo marítimo a la isla y durante unos días se vivió la amenaza de un conflicto abierto y nuclear entre las dos superpotencias.

La URSS finalmente renunció a su proyecto y Estados Unidos retiró misiles de Turquía.

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Por su parte, Cuba negó la información a través del viceministro de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío, quien aseguró en una declaración a los medios que se trata de “informaciones infundadas”, “calumnias” y “falacias” para justificar las sanciones de Estados Unidos contra Cuba y desestabilizar la isla.

Agregó que el Gobierno cubano rechaza “toda presencia militar” en América Latina y el Caribe, incluida la estadounidense en Guantánamo (oriente de Cuba). (I)