En un escenario internacional marcado por conflictos abiertos y tensiones latentes, una nueva amenaza comienza a tomar forma en el Este.
El gobierno chino estaría desarrollando estrategias para recuperar territorios que formaron parte del imperio Qing y que pasaron a manos del zarismo ruso en el siglo XIX, según información obtenida por The New York Times a través de un documento del FSB, el principal órgano de inteligencia de la Federación Rusa. Esta posible intención de recuperar tierras perdidas ha encendido alertas.
El control de esas regiones se remonta al Tratado de Aigun, firmado en 1858, mediante el cual China accedió a entregar amplias zonas de Manchuria al Imperio ruso. Dentro de esos territorios se encuentra la base naval de la Flota del Pacífico rusa, lo que da lugar a ciertas hipótesis relevantes.
Publicidad
Un mapa controversial
El punto de quiebre se habría gestado en 2023, cuando Pekín publicó un nuevo mapa oficial que generó controversias regionales. En dicho documento se incluía la isla de Bolshoy Ussuriysky como parte del territorio chino, pese a que actualmente se administra en conjunto con Rusia. La publicación provocó respuestas inmediatas de países como India, Malasia y Filipinas, pero Moscú optó por guardar silencio.
Pese al Tratado de Amistad firmado en 2001 entre ambas naciones, fuentes de inteligencia rusas consideran a China como una amenaza estratégica. La desconfianza es tal que incluso se ha reforzado la vigilancia sobre ingenieros y funcionarios chinos que operan en Siberia.
Mientras la tensión se percibe en tierra firme, China continúa intensificando su actividad militar en otras regiones. En junio de 2025, se registró un número récord de 74 aeronaves chinas operando cerca de Taiwán, el mayor despliegue en casi un año.
Publicidad
Además, el gobierno de Xi Jinping ha anunciado planes para expandir su capacidad naval, con el objetivo de contar con varias flotas de portaaviones en el océano Índico y el Pacífico antes de 2040.
Mientras tanto, el FSB ha activado mecanismos de contrainteligencia para contrarrestar cualquier maniobra encubierta china, en particular en un momento en el que las fuerzas militares rusas están centradas en el conflicto en Ucrania. (I)