Un grupo de arqueólogos chinos encontraron un ‘búnker de terror’ de la Segunda Guerra Mundial, donde investigadores japoneses llevaron a cabo espeluznantes experimentos con humanos y recopilaron datos.

El sitio _que se encuentra en el noreste de China, cerca de la ciudad de Anda en la provincia de Heilongjiang_, fue utilizado por la Unidad 731 del Ejército Imperial Japonés, que llevó a cabo algunos de los experimentos de guerra biológica más brutales entre 1935 y 1945, detalla The Independent.

“Los registros históricos muestran que los experimentos de la Unidad 731 en el sitio de Anda incluyeron infectar a los prisioneros con enfermedades mortales y probar nuevas armas biológicas”, informó South China Morning Post. “Algunos de los estudios más espantosos se realizaron en búnkeres subterráneos diseñados para contener y controlar la propagación de infecciones”.

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El campo de prueba especial de Anda, construido en 1941, sirvió como la instalación de prueba más grande, mejor equipada y más utilizada de la Unidad 731, creada por el microbiólogo japonés Shiro Ishii en 1936.

El Departamento de Guerra Bacteriológica, que lo supervisó, realizó la mayoría de sus experimentos en humanos alojados en prisiones especializadas.

El campo de pruebas fuertemente custodiado estaba rodeado por una cerca de alambre de púas. Las instalaciones sobre el suelo incluían una pista de aterrizaje, almacenes, cuarteles, pozos y marcos metálicos triangulares utilizados como objetivos de bombardeo.

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Se construyeron laboratorios, salas de observación y disección, así como celdas de detención bajo tierra para mantener el secreto y proteger contra los ataques aéreos.

Las instalaciones subterráneas incluían cuarteles, garajes, casas de baños, comedores y pozos, algunos conectados por túneles, detalla South China Morning Post.

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El sitio de Anda fue destruido por la Unidad 731 en agosto de 1945 junto con otras instalaciones para borrar la evidencia de sus experimentos.

La mayoría de los edificios de la superficie fueron destruidos a excepción de la pista”, según los arqueólogos.

El ex comandante de la rama Lin Kou de la Unidad 731, Sakaki Hayao, describió un experimento “extremadamente cruel” realizado en el campo de Anda solo unos meses antes de que los japoneses se rindieran en su testimonio ante el tribunal militar especial de Shenyang en 1956.

Hayao dijo que vio a personas atadas a postes de madera y expuestas al ántrax a través de bombas llenas de bacterias que se arrojaron desde aviones o detonaron a quemarropa. “Fue un acto especialmente brutal”.

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Después de la rendición de Japón, EE. UU. otorgó inmunidad a los líderes de la unidad encubierta y negó tener conocimiento de sus espantosos experimentos con prisioneros de guerra y civiles, incluidos hombres, mujeres, niños e incluso bebés.

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Se sabe que estos incluyeron la disección de sujetos vivos, pruebas de congelación y sífilis, así como la exposición de las víctimas a enfermedades mortales. Los investigadores de la unidad desarrollaron formas de armar la peste bubónica, el ántrax, el cólera y la fiebre tifoidea.

Se cree que unas 3.000 personas fueron utilizadas como sujetos de prueba. (I)