El pequeño Luis de Gales, ya de cinco años de edad, trató de estar muy tranquilo durante la coronación de su abuelo el rey Carlos III del Reino Unido; sin embargo, la larga ceremonia le sacó más de un bostezo al niño.
Luis, sentado junto a su hermana Carlota, de 8 años de edad, y ambos entre sus padres los Príncipes de Gales Guillermo y Catalina, estuvo en primera fila observando la misa y ceremonia con que oficialmente Carlos fue coronado como rey de Gran Bretaña. Fuera del Reino Unido, también es rey de otros 14 países de la Commonwealth, incluidos Australia, Canadá y Nueva Zelanda.
Tras colocarle la corona a Carlos III, el arzobispo gritó a la congregación “Dios salve al Rey”, tras lo cual se escucharon trompetas.
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Sentado en la silla de roble de San Eduardo, considerado el mueble más antiguo del Reino Unido y colocado sobre un piso de mosaico medieval, Carlos III fue coronado tras recibir las distintas insignias reales, que simbolizan las responsabilidades como el jefe de Estado británico hasta el día de su muerte.
Al rey se le entregó el orbe del soberano, que simboliza el mundo; el cetro con cruz, que representa el mundo cristiano; y el cetro de la paloma, símbolo del papel espiritual del monarca.
El príncipe Luis: el clon de Kate Middleton
Ataviado con una capa dorada, el primado de la iglesia de Inglaterra le entregó al rey el guante blanco del poder.
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Por último Welby le colocó la corona de San Eduardo, hecha en oro y decorada con rubíes, amatistas, zafiros, granate y topacios, la única vez en su vida que el monarca la llevará.
Antes, el monarca fue ungido con aceite consagrado por el arzobispo de Canterbury, el rito religioso más solemne de la liturgia de la coronación, que requiere que el monarca esté temporalmente oculto al público. (I)