Miles de palestinos se despidieron este viernes en Jerusalén de la periodista palestina-estadounidense Shireen Abu Akleh, fallecida el miércoles durante una operación militar israelí en Cisjordania, en una tensa jornada después de que la policía israelí interviniera al principio del cortejo fúnebre.

Varios incidentes violentos estallaron en Jerusalén cuando la policía israelí quiso dispersar a una multitud tras la salida del hospital del féretro de la reportera.

Imágenes transmitidas por Palestine TV muestran que el ataúd casi cae al suelo mientras los policías dispersan a la gente que ondeaba banderas palestinas.

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La Unión Europea se declaró “consternada” por este uso “inútil” de la fuerza. Según la Media Luna palestina, 33 personas resultaron heridas durante el funeral, de las cuales seis tuvieron que ser hospitalizadas.

Tras estos incidentes, los restos de la popular reportera de la cadena catarí Al Jazeera, cristiana de 51 años nacida en Jerusalén Este, fueron llevados a una iglesia de Jerusalén, en donde se pronunció una misa en su honor.

Las calles aledañas estaban repletas de personas que vinieron para despedirse de la periodista. La multitud siguió al féretro hasta un cementerio cercano a la Ciudad Vieja, donde la reportera debía ser enterrada cerca de sus padres.

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Campo de refugiados

Su funeral tuvo lugar en medio de nuevos enfrentamientos en el campo de refugiados de Yenín, bastión de facciones armadas palestinas en el norte de Cisjordania, de donde proceden los autores de recientes atentados mortales en Israel, y donde murió la periodista.

El ejército israelí ha lanzado allí varios operativos para presuntamente detener a palestinos buscados.

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Un policía israelí murió este viernes en un operativo en Burqin, cerca de Yenín, según un comunicado oficial. El grupo armado palestino Yihad Islámico se atribuyó la autoría de la muerte del agente.

En el campo de Yenín 13 palestinos resultaron heridos de bala en una nueva operación del ejército israelí, según el ministerio de Salud palestino.

Cruce de acusaciones

La periodista, con chaleco antibalas con el rótulo “Prensa” y un casco, cubría una operación militar en ese campo, en Cisjordania, un territorio palestino ocupado por Israel desde 1967.

El origen de la bala mortal dio lugar a varias hipótesis. Al Jazeera acusó a las fuerzas israelíes de matar “deliberadamente” y “a sangre fría” a su periodista estrella.

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El primer ministro israelí, Naftali Bennett, sugirió que “probablemente” había muerto a consecuencia de los disparos de combatientes palestinos.

Pero unas horas más tarde, su ministro de Defensa, Benny Gantz, dijo que el ejército “no está seguro de cómo fue asesinada”. “Puede haber sido un palestino el que le disparó (...) El disparo también puede haber venido de nuestro lado, estamos investigando”, añadió.

“Necesitamos las pruebas forenses” de los palestinos, incluida la bala que mató a la periodista, para realizar una investigación “completa”, añadió Gantz.

Israel ha pedido a los palestinos la bala para que “se pueda llevar a cabo una investigación científica para rastrear el origen del disparo”, dijo a la AFP una fuente de seguridad israelí.

Israel también ofreció a funcionarios palestinos y estadounidenses “estar presente” durante el examen, según la misma fuente.

La Autoridad Palestina, dirigida por Mahmud Abas, ha rechazado la idea de una investigación conjunta con Israel, acusando al ejército israelí de haberla matado.

“Consideramos a las autoridades de ocupación israelíes plenamente responsables de su muerte”, dijo Abas durante una ceremonia el jueves, explicando su negativa a una investigación conjunta por el hecho de que “las autoridades israelíes cometieron este crimen y no confiamos en ellas”.

También dijo que quería remitir el caso a la Corte Penal Internacional.

Por su parte, Bennett afirmó que, “lamentablemente, la Autoridad Palestina está impidiendo en este momento cualquier posibilidad de una investigación conjunta o incluso el acceso a las conclusiones básicas que son necesarias para llegar a la verdad”.

El anuncio del deceso de Shireen Abu Akleh conmocionó a la población palestina y al mundo árabe, que había seguido durante más de dos décadas sus reportajes de Al Jazeera, pero también en Europa y Estados Unidos.

En varios territorios palestinos surgieron protestas espontáneas y una calle de Ramala fue rebautizada con su nombre.

Miles de palestinos ya le rindieron homenaje el jueves durante una ceremonia oficial en Ramala, sede de la Autoridad Palestina de Cisjordania. (I)