El martes se oficializará una de las últimas decisiones del asesinado presidente de Haití, Jovenel Moïse: el cambio del primer ministro.

Pocos días antes de su muerte Moïse había anunciado que el primer ministro Claude Joseph sería remplazado por Ariel Henry, un prestigioso neurocirujano considerado de perfil moderado y conciliador.

Sin embargo, Henry no asumió el cargo a tiempo y tras el magnicidio Joseph quedó a cargo del país e impuso el estado de sitio. Al principio recibió el apoyo de la comunidad internacional para que se mantuviera en funciones y cree la mayor estabilidad posible, pero luego pidieron respetar lo dispuesto por Moïse.

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El pasado sábado, Naciones Unidas y un grupo de potencias extranjeras, entre ellas Estados Unidos, dieron su apoyo explícito a Henry para que continúe con esa labor encomendada por Moïse antes de su muerte.

Henry, de 71 años, asumirá desde este martes la jefatura de Gobierno en Haití. Tiene experiencia previa en labores de gobierno, puesto que fue ministro entre 2015 y 2016 bajo la presidencia de Michel Martelly y, anteriormente, integró el Consejo de Sabios, un ente que jugó un papel importante en el periodo de transición posterior al derrocamiento del presidente Jean-Bertrand Aristide en 2004, recuerda EFE.

En ese organismo colegiado creado con el apoyo de Estados Unidos tuvo la misión de nombrar un primer ministro para dirigir el país, una labor que ahora le corresponderá asumir a él.

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Al margen de sus funciones públicas, el doctor Henry es el jefe del Servicio de Neurocirugía en el Hospital Bernard Mevs, uno de los principales centros sanitarios privados de Haití. Se formó en universidades de Francia y Estados Unidos, Henry también es profesor de Neurocirugía en la Universidad Quisqueya y en la Universidad del Estado de Haití.

El hecho de que integrara el Consejo de Sabios lo convierte en una figura que no es del agrado de las fuerzas de izquierda, en especial de Fanmi Lavalas, el partido de Aristide.

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Por esas mismas razones Moïse lo había elegido. Su objetivo era la labor de diseñar un gabinete de consenso y que integrara a diferentes fuerzas de diferente color político para calmar las crecientes tensiones políticas y así propiciar la celebración de las elecciones.

Además es uno de los miembros de la llamada Célula Científica, el comité técnico que asesora a las autoridades en la respuesta al coronavirus.

El nuevo primer ministro de Haití, Ariel Henry, había sido nombrado a inicios de julio por el ahora asesinado presidente Jovenel Moïse.

Al frente del Ministerio de Interior, su principal cometido fue garantizar la seguridad pública en las elecciones legislativas de 2015, al igual que ahora su misión más importante será organizar unas nuevas citas con las urnas.

En total, permaneció 14 meses en el Gobierno, en momentos de cambios constantes de ministros, que fueron resultado de la inestabilidad política que atravesó la presidencia de Martelly.

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Sin embargo, su nueva tarea no será fácil, ya que Moïse gobernaba Haití, el país más pobre de América, por decreto después de que las elecciones legislativas de 2018 se postergaran por disputas, por lo que el país aún carece de un Legislativo en funciones, recuerda AFP.

Además de las elecciones presidenciales, parlamentarias y locales, Haití debía realizar un referéndum constitucional en septiembre, después de que la consulta se pospusiera en dos ocasiones debido a la pandemia de coronavirus.

Pandemia, otra tarea

Henry deberá buscar la manera de enfrentar la pandemia en un país con muchas necesidades.

El pasado fin de semana el Ministerio de Salud Pública de Haití divulgó varios boletines referentes a los últimos días, en los que se agregaron al cómputo oficial 21 nuevos fallecimientos registrados en los últimos diez días, con lo que se llegó a un total de 508 muertes.

El total de contagios confirmados en el país es de 19.547, lo que supone 173 casos confirmados más que la anterior cifra oficial, correspondiente al 6 de junio.

Cerca del 48 % de las muertes y el 32 % de los contagios se han registrado desde el inicio del pasado mayo, mes en el que comenzó la segunda ola, en la que se ha acelerado la propagación del coronavirus en el país.

Haití comenzó la vacunación este viernes, tras la llegada del primer lote de 500.000 dosis de la vacuna, donadas por Estados Unidos a través del mecanismo Covax de la Organización Mundial para la Salud (OMS).

El país ha sido relativamente poco afectado por la pandemia, según la evaluación de las autoridades del país, aunque se debe de considerar que el sistema sanitario sigue teniendo una capacidad muy limitada para realizar pruebas de diagnóstico y para atender a los pacientes

Apoyo internacional

En tanto, el Gobierno de República Dominicana solicitó a la comunidad internacional que contribuya a crear un “ambiente favorable” para un diálogo interno en Haití, un país de 11 millones de habitantes.

Dominicana señala que para la conformación de un gobierno “democrático” en Haití se requiere “un proceso electoral justo, libre, transparente y competitivo”. Pero “esto solo será posible a partir de un diálogo político amplio, inclusivo, sostenido y de buena fe, que permita a los distintos actores lograr un pacto de gobernabilidad que restaure la legitimidad democrática y la institucionalidad en Haití”.

República Dominicana y Haití, que comparten la isla caribeña La Española, tienen una porosa frontera de unos 390 kilómetros por donde pasa un enorme flujo irregular, principalmente de inmigrantes haitianos en busca de mejores condiciones de vida.

Tras el asesinato del mandatario haitiano a manos de presuntos mercenarios extranjeros el pasado 7 de julio, el presidente dominicano, Luis Abinader, ordenó el refuerzo militar y cierre “inmediato” de la frontera para el tránsito de vehículos y personas.

Una semana después, las autoridades dominicanas reiniciaron las exportaciones hacia Haití para evitar un “desabastecimiento general” en el país vecino que produjera “inestabilidad social y flujos migratorios”. (I)