Los incendios de la Amazonía brasileña se dispararon un 120 % en agosto frente al mismo mes del año pasado, producto del intenso período de sequía que se registra este año, según datos oficiales divulgados este domingo.

En relación con julio, las llamas aumentaron un 234 %.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Investigaciones (INPE, por sus siglas en portugués), la selva tropical más extensa del planeta registró 38.266 focos de incendio en agosto, el número más alto para el mes desde 2010.

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En total, la Amazonía brasileña suma 63.189 focos de incendio en el año, el doble de los registrados en el mismo periodo de 2023 y el más alto de los últimos 14 años.

Los expertos atribuyen las llamas a la intensa ola de calor que se vive en el bioma, que ha sido superior a la del promedio y que ha desatado con fuerza los incendios desde julio en la selva, un efecto de los cambios climáticos que vive el planeta.

En agosto, la gran mayoría de los incendios se concentraron en la parte sur del bioma en tres estados: Pará, Amazonas y Mato Grosso.

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Según el Gobierno, la cuenca del Amazonas se enfrenta a la peor sequía en 45 años.

Un brigadista del Instituto Brasilia Ambiental (IBRAM) camina entre cenizas durante los trabajos de extinción de un incendio forestal en el Parque Ecológico Burle Marx, el pasado 27 de agosto en Brasilia (Brasil). Foto: EFE

Ante la previsión de lluvias por debajo de lo esperado para las próximas semanas, los expertos consideran que la situación puede empeorar en el Solimões y afectar otros ríos como el Negro, el principal afluente del río Amazonas.

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Los incendios han cambiado los “ríos voladores” que llevaban la lluvia de la Amazonía a otras zonas del país y del continente en corredores de humo.

Hace apenas dos semanas esa humareda viajó cientos de kilómetros y cubrió el cielo de algunas regiones del sur de Brasil.

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Para la experta Helga Correa, especialista en conservación de la organización ambientalista WWF-Brasil, la sequía extrema que azota al bioma desde 2023 es una combinación de un fenómeno El Niño “intenso” con el cambio climático y las acciones humanas.

La experta explica que esto se ve particularmente por la deforestación acumulada en la zona más afectada de la Amazonía brasileña, lo que reduce su capacidad para producir lluvia y humedad.

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Incendios en Bolivia

La lucha contra los incendios forestales en la región de la Chiquitania de Bolivia se extiende hasta por 72 horas seguidas para algunos comunarios, bomberos y trabajadores de propiedades rurales que sin dormir o por turnos y con sus propios recursos intentan controlar las llamas que ya han arrasado con millones de hectáreas de bosques en el país andino.

Los fuegos “están en todo lado”, se suele escuchar en las calles de San Javier de Chiquitos, una población a 228 kilómetros de la oriental Santa Cruz, la mayor región del país andino, que desde hace varias semanas está cubierta con una capa espesa de humo y que deja un olor a ceniza en el ambiente proveniente de las quemas descontroladas en los alrededores.

“Ya tuvimos la lucha final y logramos contener el fuego”, dijo a EFE Carlos Justiniano, el dueño de una propiedad dedicada a la ganadería y lechería a unos 45 kilómetros al norte de San Javier.

Un voluntario trabaja para apagar un incendio forestal, este sábado en San Javier (Bolivia). Foto: EFE

Justiniano encabezó un operativo por su cuenta, con la ayuda de los bomberos voluntarios de San Javier, empleados y algunos comunarios para contener un fuego que duró cinco días y que en su peor momento alcanzó unos 3 kilómetros.

“El miedo era que el fuego entre a los potreros (...) si el fuego entra se quema todo, en el potrero es muy difícil contenerlo, porque todo arde como con gasolina”, mencionó.

Una fundación privada indicó que los incendios en Bolivia afectaron 4 millones de hectáreas, incluidas más de un millón en áreas protegidas, y que las zonas más dañadas por los fuegos son en Santa Cruz, con 2,6 millones de hectáreas; la amazónica Beni con 1,3 millones y La Paz con 18.990 hectáreas.

Y es que basta una chispa para que todo empiece a arder. El bosque humea mientras el fuego se extiende, luego los árboles grandes comienzan a desplomarse o a quemarse como si se tratara de pirotecnia, como en el caso de algunas palmeras están recubiertas de fibra y generan chispas que encienden otras plantas.

El fuego también destruye las especies nativas de porte alto en el bosque de San Javier, como el bibosi, cuchi, momoqui o jichicuriqui, porque el incendio está en la base, en donde hay plantas y a arbustos secos que arden fácilmente.

“Cuando el fuego está fuerte no hay descanso, o sea, hemos tenido que trabajar 72 horas seguidas, durmiendo una o dos horas para luego volver a trabajar”, mencionó a EFE Pablo Rodríguez, un agrónomo que trabaja en una de las estancias.

El combate a los incendios necesita de varias estrategias, como el trabajo de brechas que se hacen con herramientas manuales en zonas de difícil acceso para evitar que las llamas salten de un árbol a otro o la poda de algunas ramas a base de machete.

Cuando el fuego está contenido y no tiene adónde avanzar, se debe humedecer el lugar para después mantener una vigilancia o monitoreo de la zona entre 48 y 72 horas, para tener la certeza de que fue aplacado o dar la alerta si se reactiva.

“El mayor miedo es que venga el viento o cambie. Que haga un remolino o algo así y el fuego se prenda de nuevo, o llegue hasta la casa y podamos perderlo todo”, indicó Rodríguez.

Otra de las prioridades, es evitar que el fuego llegue a algunas montañas boscosas de las que salen manantiales, porque eso causaría la contaminación del agua que consumen los animales silvestres y de las granjas.

En los últimos días se han dado alertas en la calidad de aire de La Paz así como ha provocado la suspensión de vuelos en varias ciudades.

Otras afectaciones

Debido a los incendios forestales también moradores de localidades fronterizas de Perú han reportado la presencia de una neblina. Esto se da por los siniestros presentados en los últimos días en Ecuador.

De igual manera, zonas de Venezuela también estarían siendo afectadas en cambio por los flagelos en Brasil y Colombia.

Mientras que hace una semana, el Instituto Forestal Nacional de Paraguay alertaba de la presencia de humo en el país debido al desplazamiento por el viento de lo generado en Brasil. (I)