La Luna comenzó a teñirse de rojo el viernes debido a un eclipse total, un espectáculo poco frecuente que será seguido en dos semanas de un eclipse parcial del Sol.

El eclipse lunar, el primero del año, será visible en su fase de totalidad desde el continente americano, gran parte de los océanos Pacífico y Atlántico y en el extremo oeste de Europa y de África.

Este fenómeno se produce alrededor de dos veces al año, cuando el Sol, la Tierra y la Luna, en su fase llena, están perfectamente alineados.

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La Tierra proyecta su sombra sobre la Luna y esta pierde poco a poco su brillo blanco.

Luna vista durante un momento del eclipse lunar esta madrugada visto desde la playa de Doniños de Ferrol. Foto: EFE
Vista de la luna llena este viernes, durante el eclipse lunar, un fenómeno astronómico conocido como "luna roja", en Panamá, Ciudad de Panamá. Foto: EFE

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Vista de la luna llena junto a una de las torres de Parque Central este viernes, después del eclipse lunar total conocido como "luna roja", en Caracas (Venezuela). Foto: EFE

Vista de la luna durante el eclipse lunar total la madrugada de este viernes en La Habana (Cuba). Foto: EFE

Fotografía tomada durante el eclipse lunar conocido como Luna de Sangre, visto desde la ciudad de São Paulo (Brasil) en la madrugada de este viernes. Foto: EFE

Pero algo de luz solar continúa llegando a la Luna filtrada a través de la atmósfera terrestre, lo que da al satélite un tono rojizo.

El eclipse durará unas seis horas y su fase de totalidad un poco más de una hora.

Unos días más tarde, el 29 de marzo, un eclipse parcial de Sol cubrirá parte de la Tierra.

Se podrá observar desde Canadá, Europa, Rusia y África.

Al igual que el eclipse lunar, el eclipse solar se produce cuando el Sol, la Luna y la Tierra están perfectamente alineados. Esta vez, sin embargo, es la Luna la que se interpone entre el Sol y la Tierra, ocultando total o parcialmente al Sol.

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Incluso en el caso de un eclipse parcial, el Sol no debe observarse directamente a simple vista, sino sólo con gafas especiales. Sus rayos pueden quemar la retina, con consecuencias irreversibles. (I)