El expresidente brasileño Jair Bolsonaro declaró este miércoles durante unas dos horas ante la Policía y negó cualquier responsabilidad en lel golpe del pasado 8 de enero, que intentó derrocar al Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. El pasado enero, miles de sus seguidores invadieron las sedes de los tres poderes, confirmó una fuente policial.

El líder de la ultraderecha, que gobernó entre 2019 y 2022, arribó al edificio en un automóvil acompañado de sus abogados y evitó todo contacto con los periodistas que lo esperaron frente a la sede de la Policía Federal, en Brasilia. Sus representantes legales dijeron que “explicó” la situación y negó haber alentado el golpe.

Según los investigadores, una publicación hecha el 11 de enero por el exmilitar lo vincularía con la tentativa golpista. En este comunicado realizaba críticas al proceso electoral brasileño.

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Fabio Wajngarten, exministro de Información y actual asesor de Bolsonaro, aseguró que el expresidente, quien el día de la asonada estaba en Estados Unidos, “repudió” ese mismo 8 de enero la invasión de una horda de bolsonaristas a las sedes de los tres poderes de la Nación, con la clara intención de derrocar al Gobierno de Lula.

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También rechazó que Bolsonaro haya alentado el golpe con su negativa a reconocer públicamente el triunfo de Lula en los comicios de octubre pasado o que haya incitado a sus seguidores a protestar en forma violenta contra el proceso electoral.

“Con el fin de la elección, el presidente pasó la página, no articuló nada, se recluyó y viajó el 30 de diciembre a Estados Unidos”, aún en su condición de mandatario, y permaneció en ese país durante tres meses, afirmó Wajngarten, quien dijo que Bolsonaro está dispuesto a presentarse nuevamente ante la Policía Federal.

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Esta constituye la segunda visita de Bolsonaro a la Policía Federal tras terminar la presidencia luego de que el pasado 5 de abril fuera a declarar sobre el caso de las joyas saudíes.

El proceso tramita en la Corte Suprema y apunta a identificar a los “autores intelectuales” y a quienes financiaron los sucesos de enero. Por el intento golpista fueron detenidas 2.151 personas, de las cuales unas 300 permanecen en prisión, en tanto que el resto responderá ante los tribunales en libertad.

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La Corte Suprema ya ha aceptado los cargos contra los primeros 100 acusados y esta misma semana analiza las acusaciones que han sido presentadas contra otros 200.

Bolsonaro, quien perdió los fueros el pasado 1 de enero, con la investidura de Lula, responde ante la Justicia ordinaria en una decena de procesos, acusado de abusos de poder y económicos, entre otros cargos, y también es investigado en otras causas que tramitan en el Supremo y en tribunales electorales.

El exmandatario es presidente de honor del Partido Liberal y vive en una casaquinta alquilada por esa fuerza política, que le paga un salario mensual de unos 7.000 dólares. Además, fue el primer presidente brasileño en perder una reelección. (I)