Rompiendo un récord previamente obtenido por un niño de 4 años, el pequeño Carter Dallas, de apenas 2 años, escaló hasta el campamento base del monte Everest en compañía de sus padres, el pasado 25 de octubre.

Los médicos consideran que la hazaña de este niño es una maravilla, pues exámenes físicos demostraron que Carter se encontraba perfectamente bien de salud tras la escalada, que en realidad era él subido a la espalda de su padre.

Incluso, tuvo una resistencia mejor que la de sus padres. Ellos sintieron molestias con la altura, pero su hijo no parecía sentirse afectado.

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Carter en el monte Everest. Foto: Ross Dallas

Según un estudio en el que más de 100 médicos colaboraron, los niños menores de 2 años no deberían estar a más de 2.000 metros de altitud. El campamento base del Everest está a 5.364 metros de altitud, lo que lo volvería fuera de límites para Carter.

Sin embargo, hay una explicación de cómo pudo el niño soportar el frío tan alto a su corta edad. Sus padres, Ross y Jade, practican con él ejercicios de respiración y baños helados para acostumbrarse a las altas temperaturas.

“Algunas personas dirán que es brillante, otros dirán que es completamente irresponsable”, dijo Tim Mosedale, el décimo británico en alcanzar la cima del Everest desde ambos lados, cuando se enteró del récord de Carter Dallas.

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Aventuras por el mundo

Escalar hasta el campamento base del monte Everest es una de las aventuras que se propuso cumplir la familia, de origen escocés. En agosto del 2023, la pareja alquiló su casa y renunció a sus trabajos para pasar un año viajando por el mundo junto con su hijo.

En todos los meses de viaje han visitado la India, Sri Lanka, las Maldivas, Nepal, Malasia, Tailandia, Singapur y Camboya.

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La familia Dallas de vacaciones

“Nos encanta que Carter haya estado expuesto a diferentes culturas y haya estado jugando con todos los niños en pueblos pequeños, realmente le está abriendo la mente”, dijo Ross, su padre, de 35 años. “Está aprendiendo la jerga”, comentó.

De acuerdo con Ross, el niño ha desarrollado un gusto por las comidas exóticas y disfruta de comer pescado al curry en las Maldivas y patas de pollo en Malasia, e incluso cocodrilo, aunque su plato favorito es el pad thai.

Juntos han visitado un orfanato de elefantes, han nadado con tiburones y han visto el Taj Mahal.

“Esperamos poder inspirar a otras personas a salir y ver el mundo real”, dijo la familia. (I)

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