Una iglesia de más de 120 años, que dejó de ser un lugar sagrado en la década de los ‘70, es hoy el sorprendente hogar de ensueño de una pareja en Maryland, Estados Unidos.

Gunther y Anastasiia, en 2017, adquirieron el inmueble por 320.000 dólares, indica La Nación.

Allí viven. Son los dueños del antiguo templo, que tuvo antes tres propietarios. Ambos a finales de 2016 “buscaban un proyecto de restauración” y se toparon con esta iglesia de arquitectura neogótica.

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Atraídos por las casas antiguas decidieron unir esfuerzos en rehabilitar el espacio eclesiástico hasta convertirlo en su acogedor hogar. Allí ha crecido la familia y sus niños, aunque pequeños, son testigos de las remodelaciones.

Han actualizado espacios movidos por la idea “de preservar la integridad arquitectónica del inmueble”.

Los vitrales de la vieja iglesia

Un amplia e iluminada sala, de techo y pisos de madera, recibe al visitante. En ella están un juego de comedor, para 8 personas, otros muebles y un gran piano.

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Los propietarios bautizaron su hogar como la Casa de Todos los Santos.

Hoy, del antiguo templo, quedan también los bellos vitrales, que dejan colar los rayos solares y con ellos bañan el ambiente con una reminiscencia de su pasado.

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La propiedad, describen, tiene 232 metros cuadrados, tres dormitorios y dos baños.

La fachada conserva casi intacto su origen. El rojo se apoderó de las dos puertas para decir adiós al gris plomo que delata aún más su pasado.

Las coloridas alfombras, cortinas, lámparas, flores, retratos y elegantes objetos de decoración hablan del fino gusto de Anastasiia y del sólido apoyo de su esposo.

De iglesia a hogar… no fue fácil

Gunther, de 40 años; y Anastasiia , 10 años menor; han invertido en su nuevo hogar.

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Habitación familiar. Imagen tomada de La Nación

Han contado que no ha sido fácil, “ya que se enfrentaron a varias dificultades para obtener los permisos de construcción”.

En lo que llaman “gastos inesperados”, cuentan, “invirtieron 75.000 dolares en renovaciones hasta el momento, pero esperan que el costo supere los 90.000 dólares”.

Ellos comparten en Instagram su experiencia de remodelar la vieja iglesia, construida hace 120 años.

Según La Nación, los más grandes cambios hasta ahora han sido en la cocina, donde trabajaron unos tres meses.

En se tiempo, pudieron “reemplazar las vigas, rehacer el piso, actualizar el trabajo de plomería y electricidad e instalar nuevos gabinetes y encimeras”.

El desafío más grande, señalaron, “fue asegurar que las adiciones complementan el estilo original de la iglesia”.

Esta ingeniosa pareja con cada video y fotografía que difunden en Instagram no pasa desaparcebida ante los usuarios de la red. Son un ejemplo de perseverancia y de que si algo sueñas, es posible.

(I)

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