Aumentar la edad de la jubilación en Francia de 62 a 64 años es la impopular decisión que tomó el presidente Emmanuel Macron y que ha generado varias olas de protestas en el país europeo. A pesar de los tres meses de protesta que pesan en Franica, Macron no se retracta de plantear la reforma de pensiones y asegura que es “necesaria” para no enfrentar un déficit económico.