El profesor Avi Loeb, exjefe del Departamento de Astronomía de Harvard, tiene un apodo particular: Cazador de Extraterrestres de Harvard. Se debe a que por años, junto con uno de sus estudiantes de Astrofísica, se ha dedicado a estudiar la posibilidad de que existe vida inteligente fuera del planeta Tierra. Su prueba más fuerte la descubrió en los restos de un objeto no identificado que se estrelló en el océano Pacífico y podrían pertenecer a una ‘nave espacial’.

El dúo de científicos recuperó los restos de un objeto, conocido como IM1, frente a la costa de Papúa Nueva Guinea la semana pasada como parte de una misión de búsqueda submarina de $ 1,5 millones. Allí encontraron 50 esferas pequeñas de hierro, que han descrito como “anómalas” y más fuertes de lo que podría producir un meteoro como los que han observado.

“Esta composición es anómala en comparación con las aleaciones hechas por el hombre, los asteroides conocidos y las fuentes astrofísicas familiares”, dijo el profesor Loeb al DailyMail.

Publicidad

Según la NASA, es casi seguro que el artefacto IM1 vino del espacio exterior, lo que lo convierte en el primer visitante interestelar conocido de la Tierra. Pero solo fue detectado por el profesor Loeb y el investigador de Harvard Amir Siraj en un análisis retrospectivo.

En marzo de 2022, científicos y tecnología clasificada del Comando Espacial de EE. UU. confirmaron los cálculos de 2019 del profesor Loeb y Siraj sobre la trayectoria interestelar de IM1, informando en una carta oficial a la NASA que estaban 99,999 % seguros de que el objeto provenía de fuera de nuestro sistema solar.

Algunos descubrimientos que los científicos creen que apoya su teoría son que el IM1 soportó cuatro veces la presión que normalmente destruiría un meteorito de hierro y metal ordinario, y que su composición química es casi en su totalidad de hierro.

Publicidad

“Es realmente importante continuar empujando el límite en términos de desestigmatizar la búsqueda de vida extraterrestre”, dijo Amir Siraj al DailyMail.

El equipo de científicos, antes de determinar que las 50 esferas de hierro encontradas pertenecieran al IM1, rastreó el amerizaje de este objeto no identificado, usando datos satelitales del Departamento de Defensa de EE. UU. y sismómetros locales configurados para monitorear terremotos y actividad volcánica.

Publicidad

“Las esférulas se encontraron principalmente a lo largo de la trayectoria esperada del meteorito”, explicaron.

“La pregunta fundamental es si el meteoro era de origen natural o tecnológico”, cuestionó el profesor Loeb. “Esperamos responder a esta pregunta mediante un mayor análisis de su composición isotópica y datación radiactiva”, agregó.

Los objetos también podrían rastrearse a nuestro mismo planeta, “como nuestras propias sondas interestelares, pero lanzadas hace mil millones de años”, argumentaron. (I)