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“Un misil antiaéreo y cohete antitanques”: estos eran los planes de ‘El Chapo’ Guzmán para armarse como un militar

El entonces capo, a través de intermediarios, buscaba armamento pesado a cambio de dinero y metanfetaminas. La DEA detuvo a 3 colaboradores

Los planes del mexicano Joaquín Guzmán Loera se vinieron abajo en 2010. Todo se conoció luego que Washington desclasificara información sobre el tema. Foto: Archivo El Universo

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El olfato de un vendedor de armas encubierto evitó hace 14 años que el entonces jefe del Cartel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, se armara fuertemente para dar la pelea en la guerra contra las drogas declarada por la gestión del presidente de México, Felipe Calderón.

“El Chapo” trató, a través de intermediarios, de adquirir un armamento de alto calibre. Para ello, planteó intercambiar kilos de metanfetaminas por ese equipamiento de uso militar.

Los contactos iban avanzados hacia el 26 de noviembre de 2009, un inolvidable Día de Acción de Gracias (‘Thanksgiving’), para Thomas Gómez, el agente de la DEA que fue alertado por el vendedor de armas, conocido como el informante 1261.

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Ese confidente contaba, se supo luego, con un largo historial criminal de robo de auto y violencia. Eso le permitió tener enlaces con las organizaciones delictivas.

Las confesiones de Joaquín el “Chapo” Guzmán sobre sus fugas

Quién quería hacer ese negocio

La información sobre esta compra fallida del “Chapo” la publicó Milenio, que divulgó, recientemente, que “el 1261″ aseguraba que quien quería negociar era “El Gordo”.

El sujeto era David Díaz Sosa, de Sinaloa y de 26 años.

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A la fecha ya había enviado 8 correos con las especificaciones de las armas que deseaba.

Para expertos, los detalles precisos los llevó a pensar que quien estaba detrás sabía que eran de “armas de guerra y destrucción”. Lógicamente, debía evitarse la compra.

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La mira en “El Chapo” Guzmán

El mismo medio mexicano señala que pudo tener " acceso a más de 300 transcripciones de audiencias, juicios, llamadas e intercepciones de llamadas telefónicas que después de una década permiten reconstruir cómo El Chapo Guzmán pretendía comprar armas de guerra y destrucción” en la época de Felipe Calderón.

Ahora se sabe, sostiene la prensa, que Guzmán Loera intentó adquirir en Estados Unidos misiles antiaéreos capaces de derribar jets comerciales y cohetes antitanque (...).

Para el 3 de diciembre se concretó una reunión con “El Gordo” en un Costco de Phoenix, Arizona. Allí el informante hablaría, por teléfono, con Enrique, un jefe del mexicano.

Ese sujeto quería “un misil tierra-aire portátil llamado Stinger”

No era lo único que pedían. Dos meses después, en febrero de 2010, a la lista añadieron: “un lanzacohetes Bazooka, 40 granadas de 5 milímetros, ametralladoras calibre .30, siete cajas de granadas de mano, un antitanque Dragon Fire; un lanzacohetes antitanque sueco llamado AT4 y un lanzacohetes antitanque LAW de 66 milímetros”.

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La DEA y la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) lograron que el Departamento de Estado les prestara un misil Stinger. Sin embargo, “El Gordo” lo rechazó porque no era nuevo.

Las armas para el patrón, “El Chapo” Guzmán

Cumplir con el pedido se tomó dos meses más. En ese tiempo que transcurría “el enviado del Cartel de Sinaloa comenzó a llevar más drogas para que vieran ‘la buena fe’ que había por parte de la organización”.

La DEA no perdió detalle y grabó las entregas de sustancias ilícitas.

Fue así, divulgaron. cómo detectaron la presencia de dos colaboradores más del Cartel de Sinaloa, Emilia Palomina, de 46 años, y Jorge Castañeda, de 22. Ambos de Sonora.

Durante las primeras negociaciones, el cartel dio más de dos kilos de metanfetamina y unos 139 mil dólares.

Durante estos encuentros, David Sosa confesó que las armas eran para su patrón ‘El Chapo’ Guzmán, pero también para Ismael ‘El Mayo’ Zambada.

En febrero de 2010, los agentes encubiertos recibieron la llamada de Enrique, quien les dijo que la entrega final de 139 mil dólares la realizaría Palomino en un restaurante de Arizona.

No obstante, el plan del “Chapo” se vino abajo. El infiltrado 1261 “grabó más de 50 conversaciones con los narcotraficantes”.

El informante consiguió que el 17 de febrero los agentes encubiertos de la DEA y la ATF citaran al Gordo y sus cómplices en un Kmart de Phoenix.

Ese día, “los criminales pudieron ver todas las armas”. Pero, terminaron arrestados en medio de una gran operación.

Sosa fue sentenciado a 25 años en prisión. Palomino recibió 10 años y salió de la cárcel en 2021, lo mismo que Castañeda, quien recuperó la libertad en 2022.

(I)

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