Esta historia, ocurrida en Pensilvania, va para los maestros que dudaron del alumno que decía que su perro se había comido la tarea. Los canes –además de destrozar zapatos o plantas y jugar a su manera con prendas de vestir- claro que comen papel. Y hasta papel moneda.

Una pareja narró lo que hizo Cecil, su perro, un goldendoodle de 45 kilos, aproximadamente. Clayton y Carrie Law contaron que retiraron del banco 4.000 dólares y guardaron el efectivo en un sobre.

Ya tenían, por supuesto, planeado qué hacer con el dinero: iban a poner en marcha, finalmente, las mejoras que deseaban para su hogar. Una cerca sería lo primero que instalarían, soñaban.

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No sospecharon nunca lo que podía ser capaz de hacer Cecil. La mascota vio el sobre, lo tomó de la encimera de la cocina donde lo habían dejado sus dueños y lo mordió.

Al volver a casa, Clayton y Carrie Law se llevaron la sorpresa de la vida. Al ver una pila de “dinero mutilado” entendieron todo. Solo había un sospechoso. Además, este terminó de delatarse al quedarse parado sobre los billetes rotos.

Según lo expuesto en Noticias Telemundo, el perro estaba normal. “Parecía sentirse bien, en principio, hasta que a medianoche les despertó un sonido que todo dueño de perro conoce muy bien: las arcadas de su mascota a punto de vomitar”.

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Recuperar los dólares… algo desagradable

Al escuchar las primeras arcadas, ambos salieron disparados de la cama. Debían estar pendiente de los movimientos de Cecil.

Tras el primer vómito, Clayton fue a recogerlo. “Y me di cuenta: ‘Aquí hay muchos billetes a medio comer de 100 y 50 dólares”.

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Los vómitos de la mascota y los desvelos de la pareja siguieron por varias noches, señalaron en Noticias Telemundo. También estuvieron metiendo el ojo en las heces del perro.

La desagradable “tarea de examinar los desechos de Cecil” los llevó a hallar la mayoría de los billetes.

Fue meticuloso todo: lavaron los dólares y los clasificaron para unir los pedazos. Así armaron un rompecabezas costoso, describió Clayton.

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Pudieron recuperar 3.550 dólares y señalaron que el banco se los reemplazó. Están agradecidos con el banco. Fue “muy amable al respecto”, dijo Carrie Law.

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Algo volvió loco a Cecil, señaló al tiempo que recuerda lo que les explicaron en la entidad bancaria: “Esto sucede a menudo, porque el dinero capta muchos olores, especialmente si se usa en la industria alimentaria”.

Siete años tiene Cecil con esta pareja y no había hecho algo parecido. “Nunca se había subido al mostrador; le gusta descansar en el sofá”.

La pareja contó la historia en sus redes. Creen que con los pedazos de billetes que les quedaron harán “obras de arte”. Se ríen y saben que han hecho reír. El amor hacia Clayton no ha variado.

(I)

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