Muchos de los componentes clave para la vida llegaron a nuestro planeta durante una época muy temprana de la historia de la Tierra en una lluvia de meteoritos, de acuerdo a la creencia que prevalece.

La semana anterior llegó a la Tierra, a bordo de la sonda Osiris-Rex, una muestra tomada en 2020 del asteroide Bennu.

El análisis de la composición del asteroide Bennu, de la que se informará oficialmente por la NASA el próximo 11 de octubre, permitirá a los científicos comprender mejor cómo se formó el Sistema Solar y cómo se volvió habitable la Tierra.

Publicidad

Lo llamativo de este proyecto es que la NASA (organismo de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio) ha pedido ayuda al Vaticano.

La Iglesia Católica Romana cuenta con uno de los observatorio astronómicos más antiguos del mundo. Su origen se remonta a la segunda mitad del siglo XVI. Está dirigido por astrónomos jesuitas desde la década de 1930.

Astrónomo con dirección ‘divina’

El jesuita Robert Macke es el astrónomo seleccionado. Él es un curador de meteoritos en el Observatorio del Vaticano y por su experiencia fue invitado por Andrew Ryan, de la Universidad de Arizona, quien es el líder del grupo de análisis de muestras de la misión Osiris-Rex, para desarrollar un dispositivo que pudiera analizar la densidad y la porosidad de las muestras recolectadas.

Publicidad

“Al principio, solo buscaba consejo, pero luego me pidió que dirigiera la construcción del picnómetro de gas ideal”, dice Macke en referencia a Ryan, de acuerdo a una publicación del diario español ABC.

Ese aparato es el picnómetro, que deberá medir la densidad de las muestras asegurando que no entran en contacto con material terrestre. El aparato diseñado por el jesuita ya está instalado en Texas, en el Centro Espacial Lyndon B. Johnson de la NASA.

Publicidad

El instrumento fabricado por Macke, que tomó unos dos años de preparación, está compuesto por pequeñas cámaras de acero, tubos metálicos y válvulas que se abren y cierran, destaca National Geographic. A Macke y al equipo de investigadores de la Universidad de Arizona solo se les permitió utilizar alrededor de 15 materiales, como acero inoxidable, aluminio y vidrio. Los motores, ordenadores y circuitos estaban estrictamente prohibidos, por lo que todos los componentes electrónicos se alojan en una caja separada ubicada al lado de la sala limpia. Se bombeará gas nitrógeno a través del sistema. Luego, los cálculos de presión antes y después indicarán el volumen desplazado por la muestra del meteorito.

Además de ser un experto en astronomía, el jesuita también dirige el canal de YouTube Macke MakerSpace que muestra sus fascinantes creaciones con su impresora 3D, incluida una réplica de la Iglesia de San Ignacio de Loyola en Roma.

A la consulta de que muchos creen que la fe y la ciencia se contradicen, los científicos católicos del Observatorio Vaticano no están de acuerdo. “Al estudiar y aprender sobre este gran universo que es parte de la creación de Dios, podemos aumentar nuestro aprecio por el Creador mismo”, dijo Macke. “En resumen, para nosotros hacer ciencia es una forma de adoración. Hacemos la misma ciencia que todos los demás y trabajamos junto a los demás contribuyendo a la suma total del conocimiento humano, pero lo que motiva nuestro trabajo es fundamentalmente la adoración a Dios Creador”, según la Agencia de Noticias Católicas.

Análisis de Bennu

Los científicos de la NASA anunciaron que durante la apertura del recipiente científico OSIRIS-REx se encontraron polvo negro y escombros en la plataforma.

Publicidad

El recipiente de la cápsula de retorno fue entregado al Centro Espacial Johnson que alberga la colección de astromateriales más grande del mundo.

El meteorito estudiado ha tenido especial atención de los astrónomos debido a que la NASA ha anunciado que el asteroide bautizado como Bennu tiene 1 de 1.750 posibilidades (o 0,036 %) de impactar nuestro planeta en el siglo XXII. Tiene el tamaño del edificio Empire State y la capacidad de provocar una grave catástrofe en nuestro mundo. (I)