Poner a circular en redes sociales sondeos de intención de voto encabezadas por tales o cuales candidatos es una estrategia muy usada por los directores de las campañas políticas que creen que de esa forma pueden incidir en la voluntad de los electores. Pero esto no ocurre así, coinciden los directivos de dos encuestadoras que están realizando por estos días sus investigaciones estadísticas.

Por eso es que en todos los procesos electorales proliferan estos estudios, no siempre reales ni serios, que pueden generar desinformación, afectando la calidad de la democracia en el país.

“Una encuesta no te dice quién va a ganar, dice cómo está la intención de voto en la fecha en que hizo. Si hago una encuesta hoy y está adelante tal persona, mal haría en decir que va a ganar la elección porque estamos en plena campaña, y en Ecuador existe un alto porcentaje de indecisión y el voto duro que tienen los candidatos no es tan alto”, reflexiona Francis Romero, director de Click Report.

Publicidad

Romero señala que el país se ha “normalizado” el hecho de que en tiempos electorales aparezcan una gran cantidad de encuestas. “¿Esto es bueno o malo? Las dos cosas; es malo porque lo que algunos políticos buscan es de alguna manera cambiar la tendencia del voto posicionando a un candidato con una votación determinada que no es real, pero es bueno porque al haber tantas encuestas que uno sabe que no tienen ni pie ni cabeza empiezan a perder valor, entonces los electores no van a depender de un sondeo que daña la realidad sino que van a analizar las propuestas de los candidatos y van a indagar de dónde viene”, dice.

En ese sentido, considera que el primer filtro para determinar si una encuesta es real y seria es revisar la trayectoria de la empresa o la persona que la está publicando. “A quién pertenece, con quién está trabajando, si solo aparece en el proceso electoral o da información permanentemente. Los estudios suelen ser confidenciales, ¿por qué los divulgan? Quizás tratan de posicionar al candidato que lo contrató como estrategia de campaña... Todo eso hay que analizar”, explica.

Un criterio similar tiene Álvaro Marchante, director de la empresa Comunicaliza, quien recuerda que el Consejo Nacional Electoral (CNE) registra a las personas naturales y jurídicas que harán pronósticos electorales y sondeos a boca de urna o exit poll.

Publicidad

“Mi empresa coloca en los sondeos el código del registro, que es el número de la resolución plenaria, tenemos página web, redes sociales... Lo común es que una encuesta falsa no tenga un encuestador detrás. Si me llega una encuesta de una empresa de la que nunca he oído hablar diciendo cosas que nadie más dice simplemente la busco en Google. Si no hay información de ella, probablemente la encuesta es falsa”, dice.

Marchante señala que algunos asesores de campaña creen que mostrar a los candidatos en primero o segundo puesto en encuestas puede generar algún tipo de impacto, “pero no necesariamente la gente se lo cree porque circulan tantas con información que no está contrastada, que no es creíble, entonces solo si tú crees en un determinado candidato te serviría como refuerzo... Si yo creo que va a ganar el candidato C, aunque solo una encuesta diga que va a ganar, eso me sirve como refuerzo. Pero si tengo la sensación de que no va a ganar y hay una encuesta que lo pone primero, simplemente pienso que es falsa”, expresa.

Publicidad

Agrega que los encuestadores serios no se arriesgarían a perder su buena reputación, aunque admite que algunos han fallado. “Todas las encuestas tienen una probabilidad de fallar porque (la opinión pública) no es una ciencia exacta, es una ciencia social. Pero el elector puede mirar qué empresa ha estado más cerca en sus pronósticos y tomar la decisión de creerle o no”, explica.

En los comicios de febrero pasado ocurrió que dos encuestadoras que hicieron exit poll no acertaron: Market, con la votación de la Alcaldía de Guayaquil y la Prefectura del Guayas; y Cedatos con la consulta popular que impulsaba el gobierno de Guillermo Lasso.

Al momento, el CNE tiene registradas a seis personas naturales y cinco jurídicas para realizar pronósticos electorales; y una para hacer encuestas a boca de urna o exit poll.

Las seis personas naturales son: Omar Maluk, Luis Esteban Lapo (para elecciones y consultas populares), Álvaro Marchante, Geovanny Arias, Máximo Ramírez y Daniel Medina.

Publicidad

Las cinco jurídicas son: Cedatos, Eureknow, Perfiles de Opinión, Centroinvest Cía. Ltda. y Clima Social. Pero hay otras empresas que están por concluir el proceso de registro.

La única empresa habilitada hasta ahora para hacer exit poll es Centroinvest Cía. Ltda.

Según el calendario electoral, este 21 de julio venció el plazo para la inscripción de los interesados en hacer exit poll; y el 22, para los que querían hacer pronósticos electorales.

Romero indica que para constatar la veracidad de las encuestas también tienen que tomarse en cuenta aspectos como la forma en que se levantó la encuesta (si fue cara a cara, telefónica u online), la cobertura (nacional, regional, Quito y Guayaquil), y la muestra (el total de entrevistados). O sea la metodología.

En este apartado, el director de Click Report señala que en países como Ecuador, donde el acceso a las telecomunicaciones y al internet es limitado, lo mejor es hacer los sondeos presenciales.

Marchante, en cambio, piensa que los puntos que menciona Romero no son tan relevantes porque “las fichas técnicas también se pueden falsificar, cualquiera que sepa algo de estadística las puede armar”.

Para el analista Wilson Benavides, la proliferación de encuestas en tiempos de campaña podrían mostrar una especie de acuerdo o pacto entre algunos consultores políticos y encuestadores. “Al asesor político le conviene que su cliente esté primero en las encuestas”, reflexiona.

Cree que antes de la irrupción de las redes sociales los electores consumían las cifras que aparecían en los medios de comunicación tradicionales, y que podían o no coincidir con la opinión del votante; ahora tiene a mano muchas, incluso las falsas. “No es que la gente crea más o no en los sondeos poco serios, sino que tiene más acceso a ellos”, dice.

Test para saber si la encuesta que me llegó por WhatsApp es seria

Para que los electores puedan determinar que el sondeo que les llegó por los grupos de WhatsApp de su familia o el que vieron en Twitter son válidos, las plataformas Usuarios Digitales y Coalición Ecuador Verifica, que trabajan para evitar la desinformación en época electoral, recomiendan que, primero, revisen en el sitio web del Consejo Nacional Electoral para saber qué empresas encuestadoras han sido calificadas para dar sus cifras. Luego pueden realizar el siguiente test.

¿Tiene medología? Es decir cantidad y tipo de encuestados (muestra), forma como se realizó la encuesta, fecha de toma, geografía que cubre, % de confianza y error.

¿La pregunta concreta es “por quién votará”? A veces las encuestadoras preguntan otras cosas como “quién cree que ganará” que no es lo mismo que intención del voto.

¿La sumatoria de porcentajes del 100 %? Si la suma supera ese porcentaje, esa encuesta no es válida.

¿Los porcentales multiplicados por la muestra dan números enteros? Recordemos que los electores son personas, los decimales implica que no es una persona entera

¿Considera los votos nulos, blancos e indecisos? Esto es esencial ya que no se puede establecer “ganadores” si los indecisos tienen un alto %.

¿El porcentaje de votos nulos, blancos e indecisos guarda sincronía con el histórico? Existe un histórico de votos nulos y blancos que en elecciones exprés muy posiblemente se incremente no al contrario, por otro lado, un gran % de ecuatorianos deciden su voto en la semana de elecciones.

Las plataformas recuerdan que las herramientas de “encuesta” en redes sociales, el incremento en búsquedas, las menciones en posts, las tendencias y otros no son encuestas válidas.

Alfredo Velazco, director de Usuarios Digitales, señala que estos controles deberían constar, principalmente, en el reglamento del CNE para las empresas que hacen pronósticos electorales; esto porque hay encuestadoras, aún las calificadas, que no presentan la información completa y “esto termina desinformando a la ciudadanía”. “La idea de estos consejos es que puedan ser elevados a reglamentación para que a futuro se presenten mejor las cifras”, opina el experto. (I)