De los 17 candidatos presidenciales escogidos en las elecciones primarias que desarrollaron las organizaciones políticas nacionales la semana pasada, ninguno es oriundo de Quito, la capital de los ecuatorianos y tradicionalmente considerada como el centro del poder político. Algo inédito en una papeleta electoral desde el retorno a la democracia.

Hay once aspirantes de Guayaquil: Jorge Escala, de la Unidad Popular, lista 2; Andrea González Nader, Sociedad Patriótica 21 de Enero, lista 3; Víctor Aráus, Pueblo, Igualdad y Democracia (PID), lista 4 (vive en Quito); Henry Kronfle, Partido Social Cristiano (PSC), lista 6; Luis Felipe Tillería, partido Avanza, lista 8 (vivía en Londres); Carlos Rabascall, Izquierda Democrática (ID), lista 12 (reside en Quito también); Pedro Granja, del Partido Socialista Ecuatoriano, lista 17; Francesco Tabacchi, Creando Oportunidades (CREO), lista 21; Jan Topic, Sociedad Unida Más Acción (SUMA), lista 23; Henry Cucalón, Construye, lista 25; y Eduardo Sánchez, de Renovación Total (RETO), lista 33.

Tres de Cuenca: José Serrano, de Centro Democrático, lista 1 (vive en Miami, Estados Unidos); Juan Iván Cueva, del movimiento Acción Movilizadora Independiente Generando Oportunidades (Amigo), lista 16; e Iván Saquicela, Democracia Sí, lista 20 (reside en Quito).

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Una de Manabí: Luisa González, Revolución Ciudadana, lista 5. Ella nació en la parroquia Canuto, en el cantón Chone, pero reside en Quito.

Uno de Estados Unidos: Daniel Noboa, actual presidente, que aspira a la reelección por el movimiento Acción Democrática Nacional (ADN), lista 7, nació en Miami, vive en Quito, pero su domicilio oficial está en Olón, provincia de Santa Elena. Tiene la nacionalidad ecuatoriana por sus padres.

Y uno de Cotopaxi: Leonidas Iza, del movimiento Pachakutik (PK), lista 18, nació en la comunidad de San Ignacio, en Cotopaxi.

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Analistas consultados por EL UNIVERSO consideran que esta ausencia de políticos quiteños en los comicios presidenciales del 2025 responde a que los liderazgos de la capital están en declive.

El periodista y consultor político Andrés Jaramillo explica que los principales partidos de Quito, así como sus líderes, enfrentaron un desgaste que ha dejado a la ciudad sin referentes políticos.

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“En el caso de lo que fue la Democracia Popular (DP), con Jamil Mahuad, hizo mella el tsunami que causó la dolarización y el feriado bancario. En el caso de Rodrigo Borja, con la Izquierda Democrática (ID), las pugnas internas han hecho que se debilite y deje de ser una estructura nacional y sólida, a tal punto que debe acudir a cuadros ajenos para las presidenciales”, señala.

Agrega que la Alcaldía de Quito ha sido siempre una tribuna que ha impulsado candidaturas por ser la capital política y por la exposición que esto conlleva, además porque acoge a ecuatorianos de todos los rincones. “Hay muchos ojos en torno a lo que se hace. En su momento fue el Trole, de Jamil Mahuad; o el desarrollo vial y arquitectónico de Sixto Durán-Ballén. Incluso la recuperación del centro histórico y los parques lineales de Paco Moncayo, que los catapultaron como figuras presidenciables. Pero, desde entonces, no ha habido un alcalde memorable y, por tanto, una figura nacional que destaque para las presidenciales”, advierte

Alejandro Zavala, también consultor, coincide en que Quito tiene una gran crisis de liderazgo: “Los grandes líderes quiteños se dedicaron mucho a pelear contra el correísmo; esa fue su bandera: César Montúfar, Juan Carlos Solines, Mae Montaño (que era esmeraldeña pero vivió en Quito siempre), Andrés Páez... Y luego, cuando el gobierno de Rafael Correa se acabó, quedaron en el aire, y no ha habido un recambio”.

“El recambio que se esperaba con Mauricio Rodas en la Alcaldía de Quito fracasó, le fue pésimo. Quizás por ahí esté Juan Carlos Holguín, pero no le ha dado para una candidatura, y no hay nadie más. Creo que jubiló la generación que le peleó al correísmo; lo digo con mucha pena”, reflexiona.

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La analista política Andrea Yépez sostiene que las candidaturas suelen responder a una “rentabilidad electoral”.

“Uno elige a los candidatos de acuerdo a dónde ve que puede movilizar más electores. Es un análisis puramente de suma y resta”, señala.

“¿Por qué un candidato de la Costa es más rentable que un candidato de la Sierra? Pensaría que tiene que ver con un debilitamiento estructural de los movimientos políticos que han representado a la Sierra a partir del gobierno de Rafael Correa”, plantea.

“Si revisamos la historia nacional, vamos a hallar una alternancia de gobierno de la Sierra, gobierno de la Costa. La excepción es Lenín Moreno, que es de la Amazonía. Desde que llega Correa no volvimos a tener un liderazgo de la Sierra en un gobierno; y al mismo tiempo las mayores peleas que tuvo Correa fueron con los partidos que estuvieron cerca de Carondelet y podían ejercer su antagonismo. Podría ser coincidencia, pero luego de ese gobierno ningún serrano ha vuelto a gobernar. Moreno no hubiese podido llegar a ese puesto si Correa no lo ponía de candidato, y luego vinieron Guillermo Lasso, Daniel Noboa, y ahora la mayoría de candidatos es de la Costa. La reflexión es que los partidos de la Sierra tienen que reforzar sus estructuras, que sí las hay. Lo que quizás no tengan es la motivación”, opina ella.

Yépez agrega que las agrupaciones políticas buscan candidatos de la Costa porque es el electorado al que en principio les interesa llegar. (I)