Las Normas de Comportamiento Ético Gubernamental establecidas mediante decreto ejecutivo por el presidente de la República, Guillermo Lasso, son una intención positiva, pero el combate a la corrupción requiere sobre todo de acciones ejemplificadoras de parte de las autoridades del Ejecutivo, dice el politólogo y clínico social Jaime Costales Peñaherrera.

El autor del libro Psicología política del Ecuador, publicado en enero pasado y profesor de la Universidad San Francisco de Quito, considera que los ministros o colaboradores del actual régimen deberían en su momento ser separados de su cargo si se descubre que están inmiscuidos en algún acto de corrupción, al menos, hasta que se determinen las responsabilidades reales.

El presidente Guillermo Lasso anunció un Código de Ética que aplicará con sus colaboradores. ¿Qué debería incluir?

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Es importante lo que incluye, constituye un aporte valioso para el retorno de la honradez al manejo del Estado. Pero lo verdaderamente decisivo es que el presidente y los altos funcionarios sean ejemplos vivientes de honradez acrisolada en el manejo de los dineros y de los bienes públicos, y pongan en práctica el Código de Ética que acaba Lasso de poner en ejecución. Que no se reduzca al viejo truco del cedacito nuevo, sino que sea una norma de vida evidente en el presidente y su gobierno.

¿Qué hace falta en Ecuador para combatir la corrupción?

El ejemplo del presidente y las altas autoridades, pues en varios gobiernos previos, especialmente en el correato, el mandatario y altos funcionarios han sido modelos delincuenciales.

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Por otro lado, establecer urgentemente la comisión internacional con asesoría de la ONU y en eficaz coordinación con la Comisión Nacional Anticorrupción.

Los medios públicos y privados deben poner en acción un plan psicopedagógico muy persuasivo para inspirar y motivar la práctica de la honradez como una tarea esencial de los servidores públicos y los demás ciudadanos.

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¿Qué figura jurídica haría falta incluir en la normativa para facilitar que la corrupción no quede impune?

Declaración oficial de considerar la corrupción de cuello blanco como crimen de lesa humanidad.

¿Es suficiente el Código de Ética anunciado?

No. En el país sobran leyes y códigos. Lo que más importa es el ejemplo de pulcritud emanado de las más altas autoridades. Y que se implante el Gobierno honrado como un sistema eficaz que predomine en el nuevo régimen y se convierta en modo de vida oficial y ciudadano.

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¿Qué hace falta para evitar y prevenir posibles actos de corrupción dentro de un gobierno?

Que el presidente lidere persistentemente -con su ejemplo- una pedagogía colectiva en favor de la honradez. Y que la Fiscalía y las cortes actúen aceleradamente en los procesos judiciales pendientes, relacionados con graves casos de corrupción dados en gobiernos y periodos previos. Urge llegar a sentencias ejecutoriadas de esos grandes casos de corrupción pendientes de resolución, así como lograr la extradición y encarcelamiento de los grandes cacos. Además, el gobierno de Lasso debe excluir por completo cualquier pacto con grupos políticos delincuenciales. El encuentro amplio que propone Lasso no debe incluir a los delincuentes. Estos deben ser enjuiciados y encarcelados. Además, es crucial la urgente y cuantiosa recuperación de los dineros públicos robados en regímenes anteriores.

En el fondo, es la necesidad de promover un cambio evolutivo de la conciencia colectiva, es decir, una transformación de la psicología social del Ecuador, orientándola con la brújula de la honradez como una norma superior de convivencia. Incluso esto implica una forma de psicoterapia social para curar una patología grave, que es la corrupción metastásica.

¿Cómo hacer un control interno para tener filtros contra la corrupción?

Coordinar eficientes acciones de los órganos de control interno de las instituciones del Estado, con la Contraloría, la Fiscalía, la Comisión de Fiscalización de la Asamblea, la Comisión Nacional Anticorrupción, nombrar un contralor de impecable imagen pública, coordinar acciones con los sistemas de inteligencia para investigar y hacer seguimiento de los anteriores y posibles nuevos procesos de corrupción. También apoyar abiertamente los esfuerzos del periodismo de investigación serio.

¿Cuál debería ser la decisión del primer mandatario cuando se descubra o se presuma de algún acto de corrupción en el que involucre a uno de sus colaboradores?

Separación inmediata del cargo y apoyo total a los procesos de Fiscalía y de las cortes. Entrega oportuna y completa de información sobre esos casos a la prensa.

¿Qué le llama la atención de las normas éticas establecidas y qué indica que sea una de las primeras decisiones tomadas?

Es una muy buena señal de la voluntad del presidente Lasso por retomar la honradez como brújula del Gobierno nacional. Lo importante es que no se quede en declaración, sino que se concrete en acciones consistentes para volver a edificar una robusta ética pública. Importa mucho que no se reduzca a un golpe de efecto publicitario, sino en una real voluntad de transformación profunda del modo de ejercer el gobierno y de convivir en la vida ciudadana. (I)