Una serie de negocios del sector de Pascuales pagan una cuota a los extorsionadores para poder trabajar. Esto aplica a locales, puestos informales, conductores de buses, de tricimotos, de moto lineal y hasta el señor que reparte el gas por esa zona del noroeste de Guayaquil tiene que entregar al menos $ 5 semanales.

Quien le cobra es un joven que pasa por la zona en tricimoto. El sujeto siempre usa gorra y a diario recorre locales exigiendo la denominada vacuna. Normalmente anda armado, así amedrenta a la gente, relatan los moradores.

Todos son obligados a pagar ese “impuesto” a las bandas que operan y que se disputan el territorio donde viven unos 100.000 habitantes. Hay negocios pequeños que funcionan en casa que pagan desde $ 50 y otros grandes locales, más de $ 5.000.

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“Si no pagan con dinero, se da el producto”, revelan algunos perjudicados.

De una panadería del sector Paquisha, un grupo de vacunadores se llevan a diario panes, dulces y tortas todos los fines de semana.

“Hace poco me pidieron una torta de quinceañera”, comenta incrédulo el panadero, que ha decidido que pierde menos entregando el producto.

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Así dice que ha evitado ser atacado con explosivos o que disparen contra su establecimiento, como les ha pasado a muchos de sus vecinos.

Cerca de ahí hay un pequeño asadero al que un vacunador armado le exige 30 pollos al mes. Ha llegado “por las buenas” a ese acuerdo con el dueño del local.

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“No llega a diario, a veces viene a los días y exige el acumulado el fin de semana, imagino que cuando tiene fiesta o reunión en casa”, comenta uno de los trabajadores del negocio.

Dueño de farmacia se negó a pagar $ 5.000 por ‘vacuna’ y delincuentes tiraron explosivo para destruir su negocio

El dueño del asadero prefirió entregar los pollos al igual que el panadero, pues hace tres semanas colocaron un explosivo que causó graves daños en una farmacia del barrio.

Esa farmacia aún no reabre sus puertas, pues el perjuicio superaría los $ 20.000.

El 15 de septiembre, una farmacia de Pascuales fue atacada con un explosivo. Extorsionadores les exigen $ 5.000. Foto: El Universo Foto: El Universo

Además, hace un año en el mismo sector de Pascuales, en las calles Shushufindi y Limoncocha, el dueño de un asadero esquinero fue asesinado a tiros supuestamente por negarse a pagar una vacuna.

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Semanas antes, en el local habían colocado ya un explosivo y la noche del 7 de agosto de 2022 los vacunadores llegaron en una tricimoto.

Asesinan a dueño de asadero de pollos que semanas atrás había sufrido daños por detonación de explosivos

Un hombre se quedó al volante mientras otro hombre y una mujer se bajaron. Ella permaneció vigilando afuera y el sujeto entró y en medio del reclamo disparó contra el dueño del local. Herido fue llevado a una pequeña clínica de la zona, donde murió horas después.

Según datos de la Fiscalía, en los primeros siete meses del 2023 al menos 5.900 denuncias por extorsión tipo vacunas llegaron a las dependencias a nivel nacional. El 2022 fueron cerca de 2.000.

La Unase a diario captura a personas relacionadas con esta extorsión, pero los agentes se quejan, pues aseguran que son puestos en libertad con medidas cautelares y en pocas horas vuelven a las calles a amenazar a quienes se atreven a denunciar. (I)