“Cómo iba a ir si en la esquina de mi casa se había desatado todo, ahí dije: no, tengo que regresar, y no he vuelto”, dice Luis, de 22 años, al recordar que la tarde de un jueves de marzo desistió de volver de su trabajo, en el sur de Guayaquil, a su casa en Socio Vivienda 1, plan habitacional que se instauró hace más de una década por el Gobierno nacional.