Sobre la fachada del edificio de la firma Defensa Penal Group, en el norte de Quito, se extiende una larga gigantografía con la foto de María Belén Bernal. En el cuarto piso del inmueble se encuentra la que era su oficina. En la silla del escritorio todavía estaba colgada una chaqueta de la abogada. Allá llegó su madre, Elizabeth Otavalo, para retirar las pertenencias de su hija.