“El caso David Romo no se ha cerrado”, así empezó el comunicado con el que la Fiscalía General del Estado (FGE) informó que la investigación por la desaparición del joven, ocurrida en mayo de 2013, continuará abierta.

Alexandra Córdova, su madre, presentó la denuncia en múltiples ocasiones sin obtener respuesta inmediata. No fue sino hasta el 2 de octubre de 2018 que la entidad judicial comenzó con diligencias, como la recuperación del contenido de su teléfono celular y la revisión de una declaración de reserva de datos, impuesta desde mayo de 2015.

La Fiscalía sustenta la continuidad de la investigación en el artículo 581.3 del Código Orgánico Integral Penal (COIP), el cual establece que no se podrá cerrar un caso de desaparición hasta que la persona sea localizada o existan elementos para formular una imputación clara.

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Además, existe una tercera causa relacionada con el artículo 84 del mismo cuerpo legal, la cual nace de una denuncia presentada por Alexandra Córdova en contra de varios funcionarios del Consejo de la Judicatura, la Fiscalía General del Estado y la Policía Nacional, quienes participaron en la investigación inicial del presunto caso de desaparición forzada.

Ante esto, la Fiscalía ha solicitado la revisión completa del expediente, con el objetivo de verificar evidencias y declaraciones que permitan establecer una hipótesis clara sobre lo ocurrido.

Hasta el momento, no se ha podido comprobar la privación de libertad de David Romo por parte de agentes estatales, motivo por el cual el caso permanece abierto bajo los estándares internacionales que la FGE aplica en casos graves de violación de derechos humanos.

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“Dichos estándares internacionales también se aplican, y se seguirán aplicando, en la investigación relacionada con la búsqueda de David Romo, hasta establecer su paradero y las circunstancias de su desaparición”, concluyó el comunicado.

David Romo fue visto por última vez el 16 de mayo de 2013, cuando regresaba a su casa en Pomasqui, al noroccidente de Quito. Abordó una unidad de transporte público y no se volvió a saber de él.

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A las 22:22 de ese jueves, David realizó una llamada de 80 segundos a su madre. Habló en voz baja, ya que, según su madre, un hombre lo habría amenazado si alzaba la voz.

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Desde entonces han transcurrido doce años, en los que familiares y amigos han exigido al Estado ecuatoriano una respuesta concreta sobre su paradero y los responsables de su desaparición. (I)