El marcapasos que le pusieron hace seis años fortaleció el corazón de Beatriz Guerrero para sobrellevar, a sus 75 años, la muerte de su esposo, por coronavirus, el 13 de abril del 2020; y, dos días después, el asesinato de Fernando Yépez, el último de sus seis hijos, su orgullo, el ingeniero en Sistemas, aquel que arreglaba las computadoras a los vecinos de Venezuela y la 13, el barrio donde vivía, en el sur de Guayaquil.