Las noticias y comentarios internacionales y locales exponen de muchas formas las causas de la crisis mundial y local, pero los actores económicos esperan que alguien les señale los caminos a seguir para disminuir la incertidumbre, madre del desconcierto y las malas decisiones. Sin embargo, mientras no exista una clarísima definición y explicación a la ciudadanía del Plan Económico Integral del Gobierno para minimizar la incertidumbre existente, ningún experto podrá inferir una visión de las alternativas que dispondrían los agentes económicos para afrontar el futuro. Incluso para el Gobierno será difícil definir con certeza los caminos a seguir por la diversidad de los fenómenos económicos y geopolíticos en vigencia. Geopolíticamente, China, por su poderío económico y militar, busca un papel predominante en un mundo que para progresar en paz requiere un total entendimiento y aceptación de los papeles de cada potencia en el concierto de las naciones y sus interdependientes actividades, entendimiento que por las recientes actitudes de los gobernantes chinos parece totalmente factible en el mediano plazo. Rusia bajo Vladimir Putin, con su deseo de recuperar la preponderancia de la antigua URSS, es aún un enigma en cuanto a unirse y colaborar con Estados Unidos y China en la búsqueda de paz y progreso, para cuyo logro es fundamental la solución de los problemas de Oriente Medio.

En lo económico, China con su última decisión de reducir la tasa de interés para incentivar su economía ocasionará el debilitamiento del valor de su moneda, cuyo efecto será para nosotros la posibilidad de importar bienes chinos a menor precio, en un momento en que hemos impuesto barreras a la importación por los problemas de la balanza comercial, y en contrario, el valor de nuestras exportaciones a ese país se encarecerán y perderemos competitividad. En cuanto a Europa, con la decisión de aumentar la circulación del euro para impulsar su economía aplicando la política de “Flexibilización Monetaria”, se debilitará también el valor del euro en el mercado, repitiendo para nosotros los efectos de la medida china, abaratamiento de bienes importados y encarecimiento de los bienes exportables, con el agravante de que a partir del momento en que el Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos decida incrementar la tasa de interés para evitar el “calentamiento” de su economía, los expertos predicen que en el corto plazo euro y dólar tendrían valores equivalentes por la devaluación de la moneda europea, triplicando el efecto negativo, esta vez sobre nuestras exportaciones a Estados Unidos.

Si fuéramos adivinos podríamos leer en nuestra bola de cristal los fenómenos geopolíticos y económicos a ocurrir, sus efectos y periodicidad, y en qué tiempo se equilibraría la economía mundial, y con esa información diseñar un plan económico que se ajuste con flexibilidad a esas variables, pero ello no es así y debido a esa realidad todas las naciones en crisis deberán obtener el apoyo del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, para con el soporte técnico y económico de esas entidades buscar los mejores senderos a seguir en la tortuosa época que nos tocará enfrentar. Como país, no estamos solos en la categoría de naciones que atraviesan dificultades. Brasil, la más poderosa economía de Latinoamérica, junto con Venezuela y otros, son nuestros compañeros en estos aciagos momentos. Por todo aquello, mientras el Gobierno no trace los senderos a recorrer y de mano de quién o quiénes, no habrá analista que pueda predecir cómo deben actuar los agentes económicos, excepto por los consejos de fortaleza, prudencia y perseverancia en sus decisiones y acciones conforme se presenten las circunstancias, teniendo siempre en mente que, en el peor de los casos, es preferible perder un dedo que poner en grave riesgo la mano. (O)

Mientras no exista una clarísima definición y explicación a la ciudadanía del Plan Económico Integral del Gobierno para minimizar la incertidumbre existente, ningún experto podrá inferir una visión de las alternativas que dispondrían los agentes económicos para afrontar el futuro.