El escritor y jurista Ernesto Albán Gómez ha recibido de la Universidad Andina Simón Bolívar el grado de Doctor honoris causa en un acto muy emotivo, con instalaciones llenas, en el que se respiraba un aire de genuina admiración y de reconocimiento cordial a una trayectoria harto significativa en los campos de las leyes, la literatura, el periodismo y el servicio público. Conocido por su incomodidad ante los homenajes, Ernesto Albán finalmente aceptó tal designación académica y, con ello, dictó una conferencia profunda y amena, que mantuvo cautivados a los oyentes, sobre el derecho y la literatura.

Ernesto Albán se ha interrogado por el interés permanente que el crimen ha despertado en escritores, artistas y juristas. Y por qué aquello que está fuera de la ley ha atraído a la humanidad desde tiempos remotos. Allí están Edipo hallándose culpable, don Quijote y Sancho Panza con sus ideas de justicia, la ópera que espectaculariza el delito y el crimen, Kafka y sus procesos absurdos ante la imposibilidad de llegar a la ley, los abogados de montuvios en los cuentos de José de la Cuadra, el asesinato en Pablo Palacio, la injusticia en Ángel F. Rojas... Como lo confirmaron las sociedades jurídico-literarias, derecho y literatura están hermanados.

Y lo están porque, según Albán, interpelan al ser humano que trata de darle un sentido hasta a lo que es horrendo y abyecto a los ojos de la sociedad, pero que puede tener insondables motivaciones interiores que no siempre pertenecen a espíritus asesinos. De hecho, Albán ya publicó el muy estimulante libro Derecho, sociedad y cultura (2011), en el que afirma que, al enfrentar estos temas, los grandes artistas tratan el delito como “metáforas perturbadoras de la vida”. Los debates por lo que se considera justo –en el derecho, la literatura y el arte– afirman muchas veces nuestra precaria capacidad para revelar la verdad.

En 1960 Albán publicó Salamandras, un libro de cuentos que puso al día la cuentística ecuatoriana en el contexto latinoamericano. La ilogicidad, la sinrazón y el absurdo impregnan estas historias en una época en que la descripción realista y social era la tendencia. De 1977 es Pandora, libro de cuentos cuya maestría consiste en poner frente a frente el mal y la bondad en escenas cotidianas y en los escondrijos que trae la política nacional. Albán también es autor teatral; Jueves (1971) es una pieza experimental en la que el Prólogo de la obra es un personaje. La obra literaria de Ernesto Albán merece ser reeditada.

Ramiro Ávila Santamaría es el compilador del libro Las dimensiones culturales del derecho. Homenaje al doctor Ernesto Albán Gómez (Quito, Universidad Andina Simón Bolívar & Corporación Editora Nacional, 2018), que recoge el aporte de quienes fueron conducidos por Albán a reflexionar sobre derecho, arte y cultura. Este libro se complementa con una extensa y muy entretenida entrevista con el historiador Enrique Ayala Mora, quien consigue desentrañar muchos de los episodios trascendentes de la trayectoria vital y escrita de Ernesto Albán Gómez. El grado de Doctor honoris causa hace justicia a un maestro de toda la vida.

(O)