Se puede pensar que orar es señal interna y externa de amor a Dios. Al correr de los años se nota que es una profunda toma de conciencia del amor de Dios a la humanidad. Dialogando con Él se manifiesta un acto de comprensión y de rendirle homenaje, gloria, gratitud, alabanza; es el momento de toma de conciencia de que existe y nos ama.

El cariño hacia Dios será siempre incompleto, limitado, mientras que el amor de Dios para la humanidad es ilimitado, gratuito y eterno. Son misteriosos los caminos divinos que pasan por los caminos del hombre.

Cito la frase de Mahatma Gandhi: “Sin oración no puede haber conciencia..., orar es la llave que abre la puerta por la mañana y la cierra en la noche. Por medio de la oración viene nuestra fortaleza”.

La paz viene de la oración, salva nuestra vida; se consigue librarse de la desesperación. Aunque no seamos dignos, Dios nos ama, siendo un verdadero milagro los caminos de la redención.

El mundo sería diferente si los seres humanos tomáramos la oración como parte de nuestra vida, lo que nos haría fuertes en el momento de la verdad, es decir, cuando toca rendir cuenta a Dios por nuestro paso terrenal.(O)

Colón Vicente Quiroz Ferruzola,

Guayaquil