Ser agradecidos con la familia que nos prodiga amor, alegría y buena formación educativa. Cuando tan preciados valores fortalecen nuestra mente y espíritu, disfrutamos de la anhelada tranquilidad y gratos momentos de felicidad.

Cada quien tiene sus propias tareas que cumplir. Yo tengo las mías y usted tiene las suyas. En lo posible debemos hacer méritos para superar nuestro mayor desafío: ser mejores que ayer, motivados a estar comprometidos con el mejoramiento continuo. Eliminar el ego para que el espíritu se eleve. Vigorizar lo inspirativo y no lo conspirativo. Fomentar la bondad y no la maldad, como paradigma para el buen vivir y el bien morir. 

Estamos saturados de conflictos políticos, sociales, económicos, tecnológicos, emocionales. La vida se ha convertido en un laberinto encendido por intereses, muchos malsanos donde prevalecen vergonzosas ganancias. 

Por lo anotado, la compasión, la solidaridad, la filantropía, están perdiendo su humanizado espacio. 

Tan rápido pasa el tiempo que de pronto ya estamos haciendo planes para los regalos, se acerca la Navidad. Tienen prioridad la celebración y los aguinaldos. Los niños ya no piden carritos, o las niñas, muñecas.  Ahora los juguetes son sofisticados artefactos electrónicos. 

Los familiares ancianos, los enfermos, pasan a segundo plano de importancia.

 No hay tiempo, bondad, dinero ni voluntad para hacer realidad el ejercicio cotidiano de la fraterna solidaridad.

Conozco el caso de familias que no quisieran que llegue diciembre porque sienten profunda tristeza, trae penosos recuerdos y angustias, además de los compromisos, estrés y las exigencias de sus seres queridos, quienes no alcanzan a comprender lo deplorable del desequilibrio económico, ahora que ningún sueldo alcanza para soportar tantos feriados en tiempos difíciles.

 En el día a día, fervorosamente dediquemos momentos para resurgir. Expresemos gratitud al estar aún con vida. Invoquemos por nuestra salud, trabajo y espiritualidad. Suficiente, para vivir en plenitud.(O)

Fernando Naranjo Villacís,

periodista, Guayaquil