“Los aniversarios son la ocasión para plantearse preguntas fundamentales. Una institución que no se hace estas preguntas ha perdido la fortaleza que le permitió un día convertir un proyecto en realidad. Esta fortaleza es necesaria hoy más que nunca cuando vivimos cambios radicales e inesperados en las personas, en las instituciones, en las sociedades. Somos contemporáneos de una de las más gigantescas transformaciones de la cultura humana, tan fuerte como dicen algunos pensadores, como el paso de la sociedad industrial a la de servicios, y otros, más radical, como lo fue el de la agrícola a la urbana o de la cultura oral a la escritura. Hoy está en construcción una nueva agenda humana”, con estas palabras de Joaquín Hernández Alvarado, rector, se inició el programa de celebración de las bodas de plata de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo.
Veinticinco años, un cuarto de siglo o nueve mil ciento veinticinco días de mantenerse fiel a una promesa, a un lema, a una consigna puede resultar sorprendente en una época de cambios vertiginosos que erosionan o desmoronan instituciones. Escribo desde adentro de la UEES porque fui parte de su nacimiento y desarrollo, no lo puedo ni debo ocultar. Un buen día resolvimos crear un lema institucional que comprometiera y trascendiera, que fuera meta y espejo a la vez. Escarbando en el pasado encontramos una frase hecha, latina, que expresaba con pocas palabras aquello que buscábamos. Así nació Non progredi, regredi est, frase que identifica a esta joven universidad porteña.
Libertad en Ecuador es palabra aplaudida y necesidad preterida, mientras se agiganta el camino del libertinaje. Una telaraña burocrática pretende controlar aquello que, por esencia, carece de límites: el vuelo del pensamiento. Cuando en nuestro país el aire se vuelva más puro y el viento permita volar en libertad, entonces la universidad ecuatoriana encontrará respuestas a nuestro destino porque la libertad es a la universidad lo que el espíritu al cuerpo. La fiera aherrojada se robustece cada vez que pretende romper sus cadenas; eso pasa con las universidades que trascienden: en vez de doblegarse, robustecen sus alas; en lugar de callarse permiten que el pensamiento se haga carne.
El canciller de la UEES, Carlos Ortega Maldonado, al mirar retrospectivamente los veinticinco años de la universidad, destacó la importancia del trabajo fecundo y comprometido de quienes fueron sus ideólogos y fundadores, porque ellos hicieron suyo el pensamiento de Teilhard de Chardin: “No hay fuerza en el universo que sea capaz de resistir la acción coherente y coordinada de un grupo suficiente de cerebros que trabajan convergentemente en la consecución de un objetivo determinado”, frase feliz que fijó un código de procedimientos aptos para conseguir la permanente evolución de la UEES porque ‘no avanzar es retroceder’.
La ceremonia de festejo estuvo cargada de apremiantes reflexiones acerca del cambio de época que vive la humanidad. Estamos inundados de información que requiere ser procesada. Los cambios previsibles requieren de un humanoide nuevo, diferente, desconocido. Nos toca preparamos para amanecer en un mundo distinto. Como ayer, nuevos desafíos… nuevos pininos. (O)