Nuestro invitado

César Ulloa Tapia

@cesarulloa_77

Octubre marcó un antes y un después en nuestro país. Exacerbó la problemática social no resuelta en lo económico y lo político, pero además evidenció de manera grotesca la incapacidad de superar la fragmentación porque los conflictos se resolvieron con violencia. Si bien Ecuador no es el único en la región que reveló la insatisfacción con su calidad de vida, sin embargo hay varias lecciones muy propias de la realidad. La clase política no tiene mecanismos para procesar diferencias de manera pacífica y democrática y parece que tampoco hay voluntad para proponer un modelo de país que no busque solo respuestas con nuevas constituciones y leyes, peor aún en un año electoral.

A 40 años de haber retornado a la democracia, el sistema político y la cultura cívica no evidencian avances, sino más bien un conjunto de retrocesos que debilitan la convivencia ciudadana. Es decir, hay síntomas evidentes de desafección por la política, incredulidad en las instituciones y ausencia de liderazgo democrático, porque los populistas y las manifestaciones clientelares están a la orden del día. Pasamos de un sistema multipartidista a otro de partido predominante en la Revolución Ciudadana con Alianza PAIS a uno actual de dispersión de las fuerzas políticas. En síntesis, un sistema de partidos en donde se hace ley la idea del “sálvese quien pueda”.

La idea vital de unidad nacional se diluye cuando el regionalismo, el clasismo y los cacicazgos locales se imponen. Las protestas de octubre nos advirtieron que en Ecuador hay varios “ecuadores, ya que mientras en Quito la ciudad se incendiaba, en Guayaquil y varias localidades de la Sierra, la Costa, la Amazonía y Galápagos la intensidad del paro se vivió de manera diferente. En este contexto, se viralizaron discursos de polarización para después pasar a la relativización de la verdad acerca de las causas y las consecuencias del paro. Nadie quiere ceder en sus posiciones y tampoco hay una programación que desactive completamente el malestar de los actores en conflicto que no son únicamente Gobierno y dirigencia indígena, pues la sociedad en su conjunto se paralizó en las primeras semanas de octubre.

Hay temas que no están en el debate de la sociedad y se hacen inevitables para pensar en un nuevo Ecuador. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), a septiembre de 2019 la pobreza a nivel nacional registra el 23,9 % y la pobreza extrema el 8,7 %. Entonces, la tercera parte del país no resuelve ni siquiera las necesidades básicas. La desnutrición crónica en la niñez entre menores de 5 años en el periodo entre 2012 y 2014 es alarmante, según el estudio que realizó el Observatorio Social del Ecuador con los datos del INEC: 48,7 % de la población indígena; 19,2 % de la afro; 21,8 % de la montuvia y 21,7 % de la mestiza. Y no se puede desconocer la realidad de las niñas y adolescentes embarazadas que evidencia un problema grave de salud sexual y reproductiva. ¡Tanto por hacer!

(O)